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Será solista de la Sinfónica del IPN en el concierto de hoy dedicado a Alberto Ginastera

El pianista Luis Ascot vive una relación espiritual con la música; busca la luz

Siempre estoy al servicio de la partitura, jamás al de mi lucimiento, indica a La Jornada

El compositor argentino, a quien se conmemora en su centenario natal, era un romántico profundo, dice

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La obra de Ginastera la vivo cuando la toco; busco conocerla a la perfección, expresa Luis Ascot a La JornadaFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Jueves 2 de junio de 2016, p. 7

Más que un gran artista, es un gran profesional, afirma el pianista argentino Luis Ascot (1942), quien este jueves participa como solista en el concierto con el que la Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional (Osipn) conmemora el centenario del natalicio del compositor bonaerense Alberto Ginastera (1916-1983), que se cumplió el pasado 11 de abril.

Han transcurrido cuatro años desde la más reciente actuación en nuestro país del intérprete pampero, quien no obstante haber sido amigo cercano de Ginastera durante los últimos 12 años de su vida y haber dedicado gran parte de su carrera a difundir su música, responde con modestia cuando se le pregunta si se considera especialista en la obra de su coterráneo.

Es posible que lo sea, pero no queda en mí definirlo. Como ocurre con los demás autores que interpreto, la obra de Ginastera la vivo en el momento en el que la toco; busco conocerla a la perfección, explica.

No soy un gran artista, soy un gran profesional. La diferencia entre uno y otro es que el primero tiene la luz divina y el otro no, así de simple. Me considero un estudioso profesional de lo que sucede en una partitura. Siempre estoy al servicio de ella, nunca al de mi lucimiento.

En entrevista, Luis Ascot, quien interpretará con la orquesta politécnica el Concierto número 1 para piano y orquesta de Ginastera, sostiene que la música del autor argentino, considerado entre los más grandes del siglo XX, le va muy bien a sus manos, en el sentido de que le es confortable.

Cuenta que comenzó a tocar las obras de ese músico desde la edad de 13 años y que ha ejecutado todo su repertorio pianístico, a excepción de la tercera sonata, la cual no se ha aprendido, precisa, por falta de cabeza y de tiempo.

Recuerda que fue en 1971, a los 28 años de edad, cuando conoció a Ginastera, en Ginebra, Suiza, donde llegó a estudiar en el conservatorio y lo contactó mediante una carta.

Él era un romántico profundo, le gustaban Verdi, Chopin, Liszt; y toda la sublimación de su obra que pasó a un lenguaje universal se basa sobre lo que él estudió en el piano en el conservatorio y en esa influencia europea, indica.

“Los compositores argentinos de principios del siglo XX se fueron a estudiar a Francia, luego llevaron lo aprendido a Argentina y se desarrollaron, pero siempre bajo la influencia francesa.

A Ginastera le tocó otra época, en la cual se estaba cambiando por el atonalismo y el dodecafonismo y entonces volcó eso que él sabía que era música francesa transportada al país en una nueva corriente y transformó nuestro folclor en uno universal, como lo hicieron en sus respectivos países Carlos Chávez (México) y Heitor Villa-Lobos (Brasil), que son los tres grandes pilares de la música americana.

Interés por Brahms y Schubert

Luis Ascot rememora los años al lado de Ginastera, la manera en que trabajaban en sus obras y cómo éste aceptaba las observaciones e incluso los cambios que le proponía. Lo recuerda como un hombre noble que buscaba esconderse detrás de sus grandes anteojos y un gesto de seriedad.

Ya sobre su quehacer, el intérprete asegura que no es espectacular tocando el piano y que a sus más de 70 años de edad no se interesa por obras de técnica fulgurante o hacer artificios en el teclado.

Hay obras que ya no toco más. En principio, porque el cuerpo ya no da y porque el intelecto de unas obras ya no corresponde con el que tengo ahora. Cuando se es joven se quiere tocar todo lo que es brillante, pero conforme el camino del tiempo uno se va decantando. Hoy me interesan Brahms, Schubert, mucho, señala.

Cuando estoy frente al piano, lo que busco ahora es ser el piano, no existir más: ser música. Aunque sé que eso no lo voy a conseguir nunca. Lo busco por el milagro de la vibración sonora. Vivo una relación espiritual con la música: busco la luz.

El concierto será hoy a las 19 horas en el auditorio Alejo Peralta del Centro Cultural Jaime Torres Bodet, en Zacatenco, y se repetirá el sábado 4 de junio a las 13 horas en el mismo lugar.