Por separado, el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, y el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi subrayaron que el matrimonio sólo puede ser entre un hombre y una mujer. No obstante, el primero exhortó a la prudencia, a no hacer juicios temerarios, no discriminar o caer en provocaciones ni en actitudes homofóbicas.

En tanto, Arizmendi llamó a los diputados a no sentirse maniatados por el poder federal, a ser democráticos, no legalistas, así como a no querer alterar la naturaleza humana. No obstante, apuntó: Es casi seguro que los diputados aprobarán la iniciativa que les mandó el Ejecutivo federal, pues son pocos los valientes y coherentes que defiendan sus principios; por el contrario, agregó, muchos se pliegan al poder reinante y sólo miran su futuro personal, más que al bien de la comunidad.

Tras asegurar que la mayoría del pueblo mexicano es creyente en la palabra de Dios, la que no admite ese tipo de relaciones, refirió que el presidente Enrique Peña Nieto se ampara para presentar su iniciativa de matrimonios igualitarios en las decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual declaró inconstitucional la negativa a casar por lo civil a personas del mismo sexo, pero no toma en cuenta que esa Corte no es de justicia sino sólo de legalidad, de constitucionalidad.

Cabrera exhortó a todos los fieles cristianos, y a los hombres y mujeres de buena voluntad, a que no nos dejemos llevar por discusiones sin fundamento, sino que, conscientes de la importancia de este tema, nos dispongamos a conocer y razonar con claridad la doctrina de la Iglesia, no cayendo en juicios temerarios y provocaciones que solo llevan al caos de la desinformación.