Últimos días de esa exposición; incluye muchas joyas
que estaban en la bodega
Montada en la sala internacional del Museo del Palacio de Bellas Artes, refrenda la validez de las muestras temáticas
La pintura Proyecto para Romeo y Julieta (1942), de Salvador Dalí, propicia que dos jóvenes expresen: ¡Esta está bien loca! ¿Será real? No creo
Miércoles 25 de mayo de 2016, p. 4
Las exposiciones temáticas suelen resultar atractivas y así lo refrenda El arte de la música.
Esa muestra, que reúne un centenar de piezas en el Museo del Palacio de Bellas Artes, hasta ayer había sido visitada por más de 109 mil personas. Últimos días, pues concluirá el 5 de junio.
En un contexto nuevo, las obras atraen miradas frescas y a la vez ofrecen la oportunidad de sacar de la bodega joyas
que luego no tienen cabida en otras exhibiciones.
En un espacio relativamente pequeño –la sala internacional– se recorren varios siglos de historia, desde los tiempos grecorromano y prehispánico hasta nuestros días.
Una de las obras más recientes es la construcción serigráfica en cinco colores Persona con guitarra (roja), 2005, del estadunidense John Baldessari (1931).
La muestra, realizada en colaboración con el Museo de Arte de San Diego, se inicia con un objeto de Baldessari que bien podría confundirse con un ingenioso montaje museográfico del recinto. Se trata de La trompeta de Beethoven (con oreja), Opus núm. 127 (2007), para la que se emplearon resina, fibra de vidrio, bronce, aluminio y un sistema electrónicó.
Junto, sobre la pared, se cita a don Ludwig: Y no era posible que yo dijera a los hombres: ¡Habladme más alto, gritadme, que soy sordo!
El recorrido está poblado de pinturas, esculturas, cerámica, obra gráfica, instrumentos musicales, videos y audios.
La exposición tiene varios apartados; por ejemplo, Los músicos en el tiempo grecorromano y prehispánico, Los instrumentos musicales en el arte, Festividad y ritual popular, Lo cortesano y el arte del amor, El arte y la música en el reino espiritual, Música, danza y escenario, Ragamala y abstracción, Ritmos visuales, Arte conceptual, Rock y contracultura y, como epílogo, La música en en el Palacio de Bellas Artes.
Los primeros protagonistas son Apolo, considerado por los griegos el dios de la música y a sus séquito de musas como inspiradoras de las artes, y los sátiros que tocan el seductor aulós, especie de oboe doble.
Participación de Jazzamoart
Muchos artistas que han incorporado el tema de la música o el elemento sonoro en su obra pictórica, gráfica o fotográfica.
Allí están Tamara de Lempicka (Mujer con mandolina, 1930); Agustín Lazo (Interior con piano); Diego Rivera (Huichol, 1950); Rufino Tamayo (Las musas de la pintura, 1931); Julio Ruelas (El fauno, 1896); Jean Baptiste-Camille Corot (Orfeo guía a Eurídice fuera del inframundo, 1861); Arnold Böcklin (Ninfa y sátiro, 1871); Juan Rulfo (Instrumentos musicales de Tlahuitoltepec, ca. 1955); Graciela Iturbide (Mujer ángel: desierto de Sonora, 1980); Antonio Ruiz El Corcito (El organillero, ca. 1925 y La cantante, El gallo, La flauta mágica, 1949); Giorgio de Chirico (El espectáculo, 1966); Gabriel Fernández Ledesma (La pasarela, s/f), y Henri de Toulouse-Lautrec (Moulin-Rouge-La Goulue, 1891).
Unos jóvenes bien vestidos, parados enfrente del óleo Proyecto para Romeo y Julieta (1942), de Salvador Dalí, exclaman: “¡Esta está bien loca’. ¿Será real? No creo”.
Una de las piezas más espectaculares está constituida por cinco paneles, La fiesta de los instrumentos (1945), de José Clemente Orozco, trabajados en duco sobre masonite. Del muralista también se exhibe el gouache Ballet (cuatro bailarinas), del mismo año. De Carlos Mérida se incluye la gran serigrafía El tono mayor, 1981. Del artista guatemalteco, radicado gran parte de su vida en México, se cita: Siempre se encontrarán en mi pintura una fuente, un origen vital... asociaciones remotas o sentimientos musicales que vienen desde muy lejos
.
El artista Jazzamoart participa con el óleo Pitos, máscaras y escaleras (1991). También se presenta una colección de materiales relacionada con el compositor Erik Satie, recopilada y publicada por John Cage como un libro de artista de edición limitada, en 1994. De Gabriel Orozco y Manuel Rocha Iturbide es la composición sonora Línea de abandono, 1993.
El arte de la música termina con varias obras litográficas alusivas a conciertos de Jefferson Airplane, Grateful Dead, Steppenwolf, Santana, The Doors, Taj Mahal y Jimi Hendrix. A modo de epílogo se muestran fotos hechas por el estadunidense Mark Mogilner, en 1992, de detalles arquitectónicos y murales del Palacio de Bellas Artes, relacionados con la música.
(El Museo del Palacio de Bellas Artes se ubica en Juárez, esquina Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro Histórico.)