|
||||||||||
“Nosotros le ponemos nuestros deseos La visión amplia, integral, sustentable de Per Anderson impregna todo el proyecto de La Ceiba Gráfica y es muy evidente en su discurso. A continuación reproducimos aquí algunas de sus palabras:
“Como en ningún otro lugar en el mundo, La Ceiba Gráfica cuenta con una prensa fabricada aquí mismo, un rodillo hecho aquí también, tinta y papel producidos por nosotros… en fin, está habilitada con recursos absolutamente propios, lo cual representa un nivel de autoabasto tecnológico que no existe en ningún otro taller gráfico y de artes plásticas.” “Pensemos en toallas con exudados físicos, tú las transformas en papel y viertes exudados mentales. Es una transformación de la materia, algo similar a cuando al azufre, que es una sustancia estable, le pones fuego, se vuelve líquido y al tiempo se hace un gas y luego vuelve a cristalizarse. Hay un término religioso para este proceso del paso material a gaseoso, sublimación. Entonces en términos de química se entiende muy bien, pero también los teólogos saben. Es gracioso ver que las toallas pueden ser sublimadas, ser transformadas en obras de arte. El chiste de esto sería la obra conceptual, pero también la material. Acepto que hay muchos planos en la actividad, de orden espiritual, de conocimiento material, pero la vinculación entre los planos espirituales y materiales es lo importante; ver engarzadas las actividades, que no estén separadas. Es un todo, es una forma de verlo desde varios ángulos. Y esto es lo que te da la sensación de que todo tiene que ver con todo. No puedes separar una cosa de las otras y darle tanta importancia a una sola actividad, porque entonces te especializas en ello, y eso que haces es sólo un engrane que forma parte de un todo. El símbolo del yin y yan, el círculo subdividido por una S, donde el campo blanco empuja e imprime su ondulación en el campo negro. O sea algo que no está dividido por una línea recta que pudiera separar. La línea ondulada es importante porque le da la consistente unión. Así es entre lo que sueñas y realizas, y lo que piensas y lo que llevas a cabo, las correspondencias entre teoría y práctica, la vinculación entre mente y cuerpo o algo muy espiritual con algo muy materializado. Estas vinculaciones son muy importantes.” “Es muy diferente la condición del consumidor a la del productor. Es una tragedia la perspectiva del mundo actual. Todo mundo tiene que ser consumidor hasta lo último. Pero si rechazáramos esta perspectiva, si nos reveláramos contra esta perspectiva, en vez de meter la mano en el bolsillo y ver de cuánto dispongo y dónde puedo comprar, tendría que ver si hay o no la materia prima que necesito para transformarla en tal o cual cosa. Es decir, mi mente como productor trabaja de una forma distinta, no soy consumidor, sino productor, lo que me obliga a ser consciente en estas elecciones, en estos procesos. Si actúas así, descubres para tu sorpresa que el mundo se ve de una forma totalmente distinta. Creo que los de hoy hemos elegido las peores opciones. Los que componemos la sociedad actual nos hemos convertido en mediatizados consumidores de todo. Es necesario penetrar y rascar incluso en cosas sencillas. ¿Cuántas toneladas de papel crees que consume una persona durante su vida? Entre ocho y diez toneladas en promedio, o 273 kilos por año. Y sin embargo la gente desconoce qué es una fibra, de dónde viene el papel, cómo es el proceso de su elaboración. No se justifica esta ignorancia. O si como un queso, no puede ser que no sepa nada de los procesos por los que la leche es transformada en queso. Pienso que hay grandes lagunas de saber en nuestro entorno. Tenemos un desconocimiento tremendo de aquello con lo que operamos diariamente. Pero si cambiamos un poco nuestras perspectivas, si comenzamos a reconocernos como productores y no como simples y eternos consumidores, podríamos investigar y descubrir cosas que ni siquiera imaginamos.” “Cuando conocí a guerrilleros guatemaltecos, hace algún tiempo, hicimos un proyecto en el campo y era pinta tu casa con pintura de barro y cola de burro; se trataba de escaparse totalmente de la dependencia de comprar las pinturas. Entonces me mandaron a un lugar, en el Estado de México colindando con Guerrero. Esto fue en 1973, cuando aún estaba presente la guerrilla de Lucio Cabañas. Fue muy bonito ver cómo se puede encontrar en la tierra misma colores que sólo requieren ser depurados un poco, con técnicas muy sencillas. Las partículas pesadas como arena se asientan en el fondo, la materia orgánica flota y tú nada más sacas la capa intermedia de barro, los pigmentos, que son muy finos y se sostienen por mucho tiempo en suspensión. Eso se vierte sobre un corredor con baldosas de barro y en poco tiempo ya está seco. Resulta un pigmento que se puede revolver con baba de nopal y echarle un poco de aceite y sal. Entonces es una pintura. Y se pueden hacer diseños. Con una caja de zapatos puedes hacer formas y repetir esas formas. Es una delicia ver cómo puedes abstenerte de ser el consumidor y tener acceso inmediato a recursos tan importantes como tu propio hábitat y dar mensajes significativos. Mi casa no es sólo una casa de adobe donde no distingo la línea entre la tierra y la pared. Como sea, pude encalar el muro. Y el muro es blanco de esquina a esquina. Si yo me muevo en una superficie blanca, no registro mi propio movimiento y entonces pinto un guarda-polvos y declaro esa es la parte pesada de la casa. Cuando llueve y salpica, se pierde el salpicadero de la tierra en el guada-polvo. Y si pinto un ornamento que se repite de esquina a esquina, cuando me muevo, me doy cuenta de cuál es mi ángulo frente a ellos y me doy cuenta de que me muevo. Se comporta diferente el diseño visual si estoy enfrente que si estoy con un ángulo sesgado, y si me muevo rápido frente a esta hilera de diseños, tengo sensación de mi velocidad. Es igual a cuando tú vienes manejando un coche en una carretera, y hay líneas intermitentes en la mitad de la carretera o fantasmas en las curvas, te indican tu velocidad. Oye bájale tantito, pues si no vas a salir disparado por la fuerza centrífuga en la siguiente curva. Estos no son ornamentos, es información. No es por un goce estético, es por comprenderte a ti mismo frente a un espacio. Tiene funcionalidad.”
“Tenemos el vivero del kozo, una planta que sirve para la producción de celulosa de papel. Aquí quisiéramos hacer un horno de leña para pan combinándolo con el lugar donde se hace la cocción de las fibras del kozo. Cuando tengamos el Museo del Papel, después de dos o tres horas acá los niños que nos visiten, y que estarán aprendiendo a producir hojas de papel, van a tener hambre. Que salgan a comer algo de provecho, y si alguien se interesa por aprender a hacer pan, le enseño con mucho gusto, porque el pan te vitaliza muchísimo, simplemente el conocimiento te hace sentir realmente feliz. Así se va a hacer más completo esto. Hay mucho calor remanente de la cocción de las fibras, queremos combinar esto con el horno de pan y una cámara que finalmente reciba el calor residual, una cámara para secar papel, secar fibras, incluso secar libros hongueados. Una cámara de buena dimensión para poder ingresar maderas a que se deshagan de polilla. En esta área también queremos tener letrinas secas, soy amante de usar composta; quiero tener unas gallinas, conejos en el fondo, unas plantas adecuadas para sus forrajes y reciclar el agua pluvial, para almacenarla y aprovecharla con un bombeo prudente para uso doméstico. Aquí entonces va a haber cosas que van a servir como educación ambiental. También agricultura orgánica. Pero la fuerza se me va por el pico porque primero debo ver que se termine el Museo del Papel y que esté aportando los ingresos suficientes para pagar al albañil y pagar las obras, y ya luego nos extendemos.”
|