El coreano Edwin E.S. Kim es considerado en Europa, por la crítica especializada, el violinista en desarrollo más relevante del momento. El solista y profesor de la Universidad de Hanyang espera en verdad ser un artista excepcional.

Sin embargo, reconoce, si alguien es talentoso, de todos modos necesita entrenar muy duro, pues sin técnica será muy difícil expresar lo que siente.

La emoción es algo esencial en la interpretación de Kim, quien se presenta por vez primera en México, con la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA) y la dirección artística de su titular, José Luis Castillo.

Para su debut mexicano tocará el Concierto para violín y cuerdas en re menor, de Felix Mendelssohn. El primer concierto será hoy a las 20:30 horas, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez, esquina Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro Histórico), y el segundo el domingo 22, al mediodía, en el Conservatorio Nacional de Música (Masaryk 582, Polanco).

El programa de la OCBA incluye Dos melodías elegíacas, de Edvard Grieg, y la Sinfonía núm 6, Spirituelle, de Asger Hamerik.

Obras que tocan el corazón

En entrevista con La Jornada, Edwin E.S. Kim afirma que esta será la octava vez que toca la obra que Mendelssohn compuso a los 13 años de edad, así que se trata de música muy pura.

Indica que el compositor era muy maduro para su edad y reconoce que la pieza no se toca tanto como el Concierto en mi menor. Considera que no sólo de violinista, sino también de músico, hay que entender las obras para expresar lo que siente al respecto mediante su instrumento. Comprender el tiempo y momento histórico del compositor.

Kim afirma que Corea del Sur es conocida por sus violinistas. Y si actualmente se ha incrementado el interés en el mundo por los músicos asiáticos, señala al respecto: “Claro, esta música se desarrolló en Europa, pero no es sólo de los europeos, sino de todos. Como asiáticos amamos a Mendelssohn, Beethoven y Bach, tal vez no tanto la música contemporánea –él también interpreta obras más modernas y composiciones coreanas–, porque tocan el corazón.

Mi madre fue pianista y yo escuchaba la música cuando practicaba. En mi casa era muy natural escuchar una sinfonía de Beethoven o Chaikovski, o algo de Schumann.

Kim comenzó a tocar el violín a los ocho años, un poco tarde, pues su hermana mayor ejecutó piano desde los tres años y el pequeño Edwin, como quería ser mejor que ella, optó por el instrumento de cuerdas.

Belleza y profundidad

–¿Cuál es el papel del músico y, por tanto, del violinista en la actualidad, porque viaja por el mundo y muchas veces es visto como un embajador de su país?

–Como solista, o músico, debemos entregar la música al público como regalo. Tocar de manera que la disfruten, producir música con belleza y profundidad para expresar lo que sentimos.

Cumplidos sus compromisos en México, Kim regresará a Seúl a continuar su labor docente. Luego, a mediados de junio, irá a Alemania para grabar solos de Bach y Bartok con el sello Deutsche Grammophon.