a avanzada degradación de la clase política mexicana se ha manifestado con nitidez en las campañas electorales en curso, cargadas de suciedad tirada en todas direcciones, en un ejercicio de descalificaciones mutuas que da idea de lo que puede esperarse en 2018. La cavernaria pelea por los poderes que están en juego en varios estados ha ido desde la entronización explícita del crimen organizado como fuente de decisiones en Tamaulipas (Beltrones denunciando lo que los capos pueden ordenar que se haga o no se haga, mientras Osorio Chong jura que en esa entidad va a la baja la criminalidad) hasta el oportunista uso tricolor de las ciertas y antiguas acusaciones de pederastia contra el ahora panista Miguel Ángel Yunes Linares.

En el caso veracruzano, el primo Héctor, priísta, llegó ayer al extremo de recomendar a la población que escondan a sus pequeños cuando el primo Miguel Ángel, panista, los visite en campaña, pues éste es un enfermo sexual, lleno de perversidades. Los señalamientos contra el panista Yunes no son nuevos ni infundados, pero no solamente contra él, sino incluso contra personajes priístas de gran relevancia en el manejo de cámaras legislativas federales, y el PRI no les habría dado la importancia que se merecen esas acusaciones si no fuera para usarlas en la coyuntura electoral, no por ánimo de justicia, sino de búsqueda de votos.

La profusión de propaganda excrementicia ha sido notable en esta temporada de comicios. Abiertamente se han privilegiado, por parte de diversos partidos, no sólo el PRI, tanto el uso abundante de recursos de origen tal vez no comprobable pero sí susceptible de razonadas especulaciones, como los ataques sucios, cargados hacia terrenos personales, deseosos de disolver cualquier pretensión de profundidad en las campañas. Son antecedentes y augurios.

De independientes a contingentes: Miguel Ángel Mancera, Enrique Alfaro (presidente municipal de Guadalajara) y Jaime Rodríguez Calderón, apodado El Bronco, aprovechan el escenario de la contaminación ambiental para avanzar, desde los sitios de poder que ocupan, en su proyecto de construcción de una candidatura presidencial independiente. La toxicidad masiva en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey servirá de telón de fondo para giras y actos de proselitismo apenas disfrazado (lo que ya hace Mancera con el pretexto del programa Médico en tu casa).

El uso de las contingencias metropolitanas para propósitos electorales tiene calcomanías de colores inocultables, pues Mancera en los hechos es un activo factor decisorio en el partido de negro y amarillo, con el PRD exigiendo que ya se asuma como su abanderado; Alfaro es una especie de codueño operativo del partido Movimiento Ciudadano, al que ayudó a conservar el registro con una alta votación en Jalisco, que a la vez significó una bancada alfarista en San Lázaro, y El Bronco, de indeleble vocación priísta, obedece a un experimento político y empresarial en el que participa Carlos Salinas de Gortari.

Son más de 10 mil metros cuadrados en Periférico Sur, a unos metros del Hospital de Pemex, en la Ciudad de México. Particulares lo venden en 22 millones 239 mil 800 dólares (http://goo.gl/Vmj4uo). Durante décadas fue parte de Petróleos Mexicanos y trabajadores de esta empresa aún creen que es propiedad gubernamental. El reporte de una oficina de investigaciones privadas señala que “es toda una manzana que en su interior tiene el pozo de agua potable y las bombas que surten de líquido tanto al hospital de Pemex como a la Unidad Habitacional Emilio Portes Gil, también conocida como Pemex Picacho. El terreno ahora en venta formó parte de la unidad habitacional. Ahí se tuvo el proyecto de poner una casa para la atención de los jubilados, todo esto en tiempos de Joaquín Hernández Galicia, alias La Quina, que fue quien gestionó la construcción tanto del hospital como de la unidad habitacional.

“En ese terreno también están instaladas, en un extremo, las oficinas de la sección sindical de los empleados del hospital de Pemex y un local de actos que en un tiempo funcionó además como tienda sindical manejada por el sindicato de La Quina. Hace unos días llegaron unas personas y tiraron una parte de la barda y se metieron, invadieron ese terreno, en el que también funciona una planta tratadora de agua que recibe tanto las aguas del drenaje del hospital como de la unidad habitacional. Una vez que la Casa del Jubilado no se construyó, Pemex recuperó la propiedad de la mayor parte de ese terreno, que hoy está invadido, pero también ya puesto en venta”. Será cuestión de que Pemex aclare.

Entrevistada por el diario colombiano El tiempo, Ángela María Buitrago, quien fue parte del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), respondió entre otras las siguientes preguntas (http://goo.gl/0elHhX):

¿Se sentía que el Presidente (Enrique Peña Nieto) quería ayudar en el proceso (de indagar la verdad sobre los 43 normalistas desaparecidos)?

Nosotros tuvimos dos reuniones con los familiares y con Peña Nieto. Allí, el mandatario abrió las puertas, por lo menos de palabra; ordenó a los que comandaban en ese momento las diferentes instituciones la facilidad para el grupo (GIEI). Pero en la práctica encontrábamos cosas diferentes que no sabemos si él estaba dando la orden o no de los cierres que había.

¿Qué tan oportuna fue la colaboración de las instituciones mexicanas?

“Yo vi voluntad en la procuradora Arely Gómez González y otros funcionarios. Lo que pasa es que hay fuerzas mucho más poderosas que uno se da cuenta de que quieren el cierre (de la búsqueda de los estudiantes). Pero uno no puede calificar de generalidad, porque eso sería injusto. También pude percibir que hay personas de las instituciones que querían adelantar esas investigaciones, pero había una orden, no me preguntes de dónde, que bloqueaba todo. Lo que sí se siente es que los tenías a ellos entre la espada y la pared. ‘Yo quiero, pero no puedo’. Esa era la percepción”.

Y, mientras Puño-Nuño advierte que tiene listas a 26 mil personas para que sustituyan a profesores paristas, ¡hasta mañana!

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