El contratenor francés Philippe Jaroussky (Maison-Laffitte, Yvelines, 1978), quien es comparado con Farinelli, famoso cantante castrato, actuará por vez primera en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes el 15 de mayo.

En 2010 participó en el Festival Internacional Cervantino.

El concierto, cuyo boletaje ya está agotado, lleva por nombre Green, título también de su más reciente disco, que reúne una serie de canciones francesas sobre poemas de Paul Verlaine, repertorio nada común para un contratenor. Desde hace 10 años es acompañado en el piano por Jérome Ducros (1974). Más que un concierto de música barroca, será una fiesta, un gran fresco musical.

Jaroussky considera que la cultura representa un medio de información en contra de los extremistas, porque te crea opinión, y que la música clásica tiene una fuerza que resalta lo más bello de la humanidad, por tanto, aceptó la instalación de una pantalla fuera del recinto para que el público no se prive del concierto. Sin embargo, por cuestiones de agenda, el contratenor no está en posibilidades de ofrecer una segunda actuación.

Más allá de una voz angelical

En videoconferencia, hace unos días Philippe Jaroussky expresó su deseo de instituir una fundación para devolver un poco de lo que recibió en sus comienzos, con la finalidad de ayudar a jóvenes talentosos a despegar en su carrera musical con las mejores condiciones.

El pasado 30 de abril dio un concierto en el Gran Teatro de La Habana, donde también impartió una clase magistral que no podrá repetir en México por falta de tiempo. Su deseo es regresar aquí para tener un encuentro con los jóvenes músicos.

Jaroussky, quien mantiene amistad con el compositor y guitarrista habanero Leo Brouwer, gran entusiasta de los cantantes con voz de soprano, regresará a Cuba en octubre para asistir al festival de contratenores del mundo.

La música clásica tiene una fuerza que resalta lo más bello de la humanidad, afirma Philippe JarousskyFoto cortesía del INBA

El cantante francés comenzó su carrera musical desde el colegio. Un profesor lo animó a estudiar música; empezó con el violín, luego el piano. Al asistir a un concierto de contratenor, le encantó la voz y sintió que podía hacerlo también. En 1996 inició sus estudios de canto con Nicole Fallien.

Más que sólo poseer una voz angelical, para Jaroussky hace falta proyectar pasión y dramatismo. Define su voz como más bien clara, entre mezzosoprano, con un color de soprano.

En la década reciente ha trabajado mucho para que su voz tenga más cuerpo y mayor fuerza, para sentirse a gusto en los escenarios grandes, como el Palacio de Bellas Artes, y para interpretar personajes de ópera que antes no podía.

A futuro, el entrevistado piensa ir más allá del repertorio barroco y volver a interpretar papeles de ópera que él ha hecho, sin dejar de lado el léxico de los castratos. En Ámsterdam se escribió una ópera especialmente para su voz y busca hacer un trabajo de mayor madurez musical, es decir, mayor interpretación del texto, en lugar de forzar las técnicas vocales. Prefiere emocionar que impresionar.

No obstante que Philippe Jaroussky ha interpretado la música hecha para contratenores e interpretado muchas arias de Mozart, no se siente seguro para ejecutar papeles precisos de la ópera. Tendrá que esperar hasta que su voz adquiera mayor cuerpo para cantar las grandes arias, como Ariodante, “el papel más bello que Händel ha escrito para un castrato”.

Respecto del cuidado de su voz, Jaroussky se ha dado cuenta de que con el tiempo se hace más grave; entonces, necesita depurar el gesto vocal, que cada vez sea lo más simple y natural posible con la finalidad de conservar su longevidad, hay que dormir mucho, no hablar y bajarle al ritmo de vida, dijo.

En una gira –antes de que venga a la CDMX– se presentó en Nueva York y Berkeley.