Es un misterio de 500 años cuya solución podría requerir la colaboración de la reina de Inglaterra, el Papa y el millonario Bill Gates.

Un equipo internacional de científicos intenta rastrear los verdaderos restos de Leonardo da Vinci, extraer su ADN para arrojar nueva luz sobre su carácter y crear un modelo del aspecto que tenía ese gran genio del Renacimiento.

Se prevé que será difícil desentrañar el verdadero código Da Vinci, y algunos de los expertos más destacados en genética –entre ellos algunos que colaboraron con la FBI para identificar a las víctimas de los ataques del 11-S en Estados Unidos– estarán trabajando en este caso.

Para este proyecto se podrían retirar cabellos de pinturas que se sabe que son de su autoría. Se podría pedir a los propietarios de algunos de sus diarios manuscritos –como la reina Isabel, el Vaticano y Gates– que los faciliten para hacer pruebas de huellas digitales, y se podría solicitar a presuntos descendientes que proporcionen muestras de su ADN para analizar.

Obsesión con el secreto

Jesse Ausubel, vicepresidente de la Fundación Richard Lounsbery, que ha ayudado a crear el proyecto, señaló: Creo que todos en el grupo creen que Leonardo, que dedicó su vida al avance del arte y la ciencia, quien se complacía en resolver enigmas y cuyos diversos talentos y percepciones siguen enriqueciendo a la sociedad cinco siglos después de su muerte, recibiría con agrado la iniciativa de este equipo... de hecho, probablemente le encantaría encabezarlo si viviera hoy.

Da Vinci, famoso por la Mona Lisa y La última cena, es considerado posiblemente el pintor más grande de la historia. También diseñó máquinas capaces de volar siglos antes de la era del vuelo –incluso un prototipo de helicóptero– y dibujó estudios increíblemente intrincados de la anatomía humana y animal.

Sin embargo, siempre ha sido un misterio para los historiadores, en parte por su obsesión con el secreto.

Al anunciar el Proyecto Leonardo en la revista Human Evolution, los investigadores expresaron la esperanza de emular el éxito de iniciativas que permitieron identificar los restos de personajes como el rey Ricardo III de Inglaterra y Miguel de Cervantes, autor de El Quijote.

Se cree que Da Vinci, quien falleció en 1519 a la edad de 67 años, está sepultado en Amboise, Francia.

El gobierno francés ha rechazado solicitudes iniciales de examinar los presuntos restos, pero los investigadores confían en que el lanzamiento de un proyecto de esta envergadura, en el que participan científicos de Italia, España, Francia y Estados Unidos, entre otros países, ayude a que cambie de parecer.

Confirmar la identidad permitiría a los científicos someter los restos a pruebas para arrojar nueva luz sobre aspectos como los alimentos que ingería –la fama es que era vegetariano–, las enfermedades que pudo haber padecido, los lugares adonde viajó y algunos de sus hábitos personales.

También podría confirmar versiones de que su madre, Caterina, quien tal vez fue una sirvienta o esclava, provino de una zona al norte del Mar Negro. El equipo podía asimismo crear un modelo de su rostro en tercera dimensión, como se hizo con el rey Ricardo.

Por reconstruir perfil genético

Brunetto Chiarelli, director de Human Evolution, escribió en la revista que la búsqueda del ADN de Da Vinci estaba envuelta en dificultades, pero añadió: “Comparar el ADN de Da Vinci con el de su familia plantea acertijos que son muy específicos de la historia y circunstancias de ellos, pero los instrumentos que usan los investigadores son genéricos y aplicables en lo general.

“Nuestra intención es obtener no sólo mayor conocimiento histórico de Leonardo, sino posiblemente reconstruir su perfil genético, lo cual podría arrojar información sobre otros individuos de cualidades notables.

“El último rey Plantagenet de Inglaterra y el autor que nos dio El Quijote son dos personajes cuyo lugar en la historia está mejor documentado ahora, mediante el estudio antropológico. ¿Será Leonardo el próximo?”

El investigador comentó que esperan anunciar sus hallazgos en 2019, en el 500 aniversario de la muerte de Da Vinci.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya