Apenas confirmaron el nocaut que el campeón mundial de peso mediano Saúl Canelo Álvarez propinó al británico Amir Khan, el pelirrojo se desbocó en un desafío para demostrar que no tiene miedo a nadie. El destinatario era el monarca interino Gennady Golovkin, rival al que tiene que enfrentar para unificar el cinturón, según ordenó el Consejo Mundial de Boxeo.

“Si Canelo no acepta pelear contra el campeón interino –Gennady Golovkin– quedará como un ídolo de papel, una leyenda que sólo existirá en su cabeza y en la de su equipo”, sostiene el entrenador Abel Sánchez, responsable de la carrera de Golovkin.

Para Sánchez, la actitud del campeón mexicano es una réplica de lo que declaró tras vencer a Miguel Cotto. Lo que percibe el entrenador es la preocupación que tiene el pelirrojo ante la opinión pública de quedar como un cobarde, como un peleador que no asume riesgos.

Cuando está en público dice que pelea en ese momento si queremos, pero cuando está en conferencia vuelve con los pretextos, reclama Sánchez. Vuelve con esa exigencia de diva, de querer controlar todo y exigir que Golovkin baje a 155 libras (70 kilos) y no pelear en las 160 (72.5 kilos) que corresponden a la división mediana. Para qué inventamos un nuevo peso si ya tenemos uno.

Las exigencias de pelear en un peso pactado, y no en lo que exige la división, es uno de los escollos que deberán negociar para que se realice una de las peleas más esperadas del boxeo actual. Los retos y bravuconadas chocan con los escritorios de los empresarios que buscan sacar la mejor tajada de un negocio que promete grandes ganancias. Ante eso el entrenador mexicano Abel Sánchez se pregunta: “¿Qué es el Canelo? ¿Es un guerrero como lo han sido los ídolos del boxeo mexicano o es un hombre de negocios? Que se defina”.

El plazo para que el equipo del Canelo llegue a un acuerdo con la contraparte que representa al peleador kazajo es el 24 de mayo. Después de esa fecha siguen otras opciones que de no concluir en un acuerdo culminarían con el despojo del título que ostenta el Canelo Álvarez.

“Si el Canelo se niega a enfrentar su compromiso como el guerrero que debe ser, entonces merece ser abucheado por el público mexicano, porque no es quien dice ser”, agrega Sánchez. Si cumple su compromiso sería respetado, incluso si perdiera ante Golovkin. Pero si se rehúsa, entonces su imagen se dañaría.

“Canelo sí quiere pelear, pero su equipo está complicando que se realice”, dice Sánchez.

Mientras el equipo de Golovkin espera. Por ahora la postura es de confiar en que el CMB exija el cumplimiento del reglamento. Por eso mantienen la decisión de que no otorgarán ni una onza de ventaja al Canelo.

La última palabra la tiene Golovkin. Pero si quiere sacrificar una o dos libras con tal de que ocurra esa pelea, pues eso ya lo decidirá mi peleador.