Lunes 9 de mayo de 2016, p. 9
El Cairo.
Egiptólogos reunidos ayer en El Cairo para debatir la tesis según la cual la tumba del faraón Tutankamón esconde la de la reina Nefertiti no se pusieron de acuerdo tras tensos debates, con la conclusión, eso sí, de que hay que seguir investigando.
Por su parte, el ministro de Antigüedades de Egipto, Jaled al Anani señaló que son necesarias nuevas tecnologías para determinar si existen cámaras ocultas en la tumba del joven Faraón, que según un arqueólogo británico podrían guardar los restos de Nefertiti. Anani, dirigiéndose a arqueólogos y periodistas en una conferencia de prensa en El Cairo, una vez más decepcionó a la mayoría de los presentes y a muchísimos científicos, periodistas y público en general de todo el orbe, amantes de los misterios egipcios.
No haré ninguna perforación hasta que esté ciento por ciento convencido de que existe una cavidad detrás de la pared
, declaró el ministro Al Anani frente a especialistas y periodistas.
En otoño de 2015, su predecesor, Mamduh al Damati lanzó con gran pompa, tras alertar a la prensa del mundo, un gran proyecto que recurriendo a modernas tecnologías, concretamente a potentes escáneres, podría casi con seguridad determinar si al menos hay una bóveda junto a la tumba de Tutankamón, como sostienen numerosos egiptólogos.
Manipulación del proyecto
En septiembre pasado se inspeccionó la tumba siguiendo la teoría del especialista británico Nicholas Reeves. A este asunto se le prestó muchísima atención, pero ayer algunos de los críticos llegaron a mencionar una manipulación del proyecto, que no ha dado resultados científicos probados
. Como telón de fondo se señala una campaña para intentar revivir el interés por Egipto, en particular a nivel del turismo, alicaído tras años de agitación política en el país norafricano.
Nefertiti, reina que ejerció un importante papel político junto a su esposo, el faraón Akenatón, inmortalizada como símbolo de belleza de su tiempo, vivió hace más de 3 mil 300 años.
El misterio que desencadenó la polémica tendría su origen en la muerte inesperada del niño-rey, de apenas 19 años, en el año 1324 aC, según Reeves. A falta de una tumba disponible para Tutankamón, los sacerdotes habrían decidido reabrir la de Nefertiti 10 años después de su muerte, para acoger al joven faraón. Su fama mundial es sobre todo consecuencia de su fabulosa máscara funeraria de oro.