Brasilia.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró ayer que resistirá hasta el último día en la defensa de su cargo, después de que una comisión especial del Senado aprobó, por 15 votos contra cinco, una recomendación para abrir un proceso de juicio político en su contra por acusaciones de violar leyes presupuestarias, por lo cual la mandataria queda a un paso de ser suspendida.

El procurador general, José Eduardo Cardozo, advirtió el jueves que podría pedir que se anule el proceso de juicio político, debido a denuncias de que el diputado Eduardo Cunha abusó de sus poderes para buscar venganza contra la mandataria.

Considerado el arquitecto del impeachment, Cunha fue suspendido el jueves pasado por la Corte Suprema como presidente de la cámara baja por intentar obstruir investigaciones en su contra vinculadas con el escándalo en Petrobras.

Según Cardozo, Cunha actuó, en la apertura del juicio político contra Rousseff, movido por un deseo de venganza, porque el gobierno no le ayudó a evitar un proceso por presunta corrupción en la Comisión de Ética de la cámara.

El miércoles, la votación

El pleno, de 81 senadores, deberá votar el miércoles 11 de mayo, y la sesión incluso podría prolongarse hasta el jueves, si acepta o rechaza ese parecer, que no es vinculante pero marca el último paso formal antes de la decisión de someter a Rousseff a un juicio político y apartarla del poder hasta 180 días mientras se tramita el proceso y llega la sentencia definitiva.

Antonio Anastasia, del opositor Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), emitió la recomendación para el juicio político y afirmó que hay razones para creer que Rousseff violó leyes fiscales, delito por el cual se puede enjuiciar a un gobernante.

La oposición acusa a la presidenta de haber cometido un crimen de responsabilidad, al utilizar préstamos de bancos estatales para ocultar déficits presupuestarios en 2014 y 2015. Si es suspendida, el vicepresidente Michel Temer, también del PMDB y ex aliado del gobierno, asumirá la presidencia de manera interina.

Encuestas de diarios locales señalan que la oposición tiene 50 de los 54 votos necesarios –de un total de 81 senadores– para dar inicio al juicio político, mientras muchos de los 10 senadores indecisos también respaldarían la salida, por lo que estas podrían ser las horas finales del mandato de Rousseff, quien denuncia un golpe parlamentario en su contra.

“Vivimos un impeachment golpista. Está en juego una elección indirecta travestida de impeachment... Los que están usurpando el poder, el señor vicepresidente de la República, son cómplices de un proceso extremadamente grave”, aputó la presidenta, ex guerrillera de 68 años que fue torturada durante la dictadura militar (1964-1985).

Soy la presidenta electa, no cometí ningún crimen. Si renuncio entierro viva la prueba de un golpe, sin base legal, que tiene como interés sepultar las conquistas de los pasados 13 años. Resistiré hasta el último día, subrayó durante la entrega de 25 mil hogares a brasileños de bajos ingresos.

Brasil está siendo sacudido por el impeachment, por una recesión económica que se anticipa como la peor en un siglo y una enorme investigación por corrupción en la estatal Petrobras, que tiene a decenas de políticos y grandes empresarios en la mira, incluido el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva.

Al cierre de la edición se informó que falleció en Sao Paulo el capitán Homero César Machado, militar a quien Dilma Rousseff identificó como uno de sus torturadores.