ara el Instituto de Verificación Administrativa (Invea), ayer fue una fecha definitoria, tan importante como el momento en que inició sus actividades. El anuncio era necesario, además de urgente.

El panismo, que no pierde oportunidad para restar, como sea, fuerza e identidad al gobierno de la Ciudad de México, buscaba, vía dos diputados de derecha –Jorge Romero, ex delegado de Benito Juárez, y el ex titular de Cuajimalpa Adrián Ruvalcaba, que pertenece al PRI pero es más azul que los pitufos–, desaparecer al incómodo Invea.

Pero las intenciones panistas naufragaron en un discurso del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, al celebrar, en un acto privado, los primeros seis años de vida de organismo, donde dejó en claro que el Invea no desaparece; por el contrario, cuenta con el apoyo del gobierno de la ciudad.

El presidente del organismo, Meyer Klip, explicó cómo el Invea se ha ido modernizando, de qué manera se trabaja para cumplir con las tareas que se le han encomendado, cuestión que el jefe de Gobierno celebró porque, dijo, es la forma de no caer en los atrasos en los que se cae en la administración pública con frecuencia.

No se trataba de aplaudir, pero sí de reconocer que desde el Invea se ha dado una lucha en contra de los abusos, que debe señalar caminos de justicia para la Ciudad de México. En fin, el anuncio de ese momento, el que importaba, ya estaba dado, y el desayuno les supo a gloria a muchos de los funcionarios del mismo Invea.

Pero no fue todo. Miguel Ángel Mancera reconoció que el Hoy no circula, al que considera impopular pero que día con día suma adeptos, no es la solución al problema de la contaminación ambiental de la Ciudad de México. Dijo, ante algunos ojos incrédulos de varios hombres metidos en la industria, que las medidas en favor de un aire más limpio pasan por obligar a ese sector a trabajar con los parámetros que aseguran que no contaminarán el ambiente.

El asunto es serio porque a los señores de la iniciativa privada no se les toca ni con el pétalo de una multa, o cuando menos a eso nos tenían acostumbrados. Y si eso sucede, meterlos al orden, Mancera habrá de sufrir las consecuencias, entre ellas, y primero que nada, una campaña de medios en contra de la medida, y claro, con la idea de golpear al jefe de Gobierno.

Eso ya lo sabe Mancera, quien también meterá en cintura, por primera vez y en contra de todas las recomendaciones, al transporte federal, es decir, a los grandes camiones que han tomado las calles de la ciudad, a cualquier hora del día y con las máquinas más contaminantes, y si nos apuran un poco, hasta violando las normas de tránsito de esta capital.

Claro que no será fácil para Mancera aguantar la andanada, pero parece confiar en que el resultado de esas medidas le amplíe la banda de movimiento político que requiere, luego del reconocimiento del respetable. La apuesta sí es peligrosa, pero también resulta una apuesta en la que el jefe de Gobierno tiene los ases bajo la manga, lo que le redituará en su favor, según mide.

Total, Miguel Ángel Mancera estuvo en el Invea y le aseguró lo que la derecha no quiere: larga vida.

De pasadita

Aunque la Ciudad de México ha sido blindada, el cinturón de violencia que se ha creado a su alrededor escala día con día. La tierra del gobernador del estado de México, Eruviel Ávila, se platica por todo Ecatepec, se ha perdido, y como en otros lugares del país, el poder real, de facto, está en manos de algunas bandas criminales que pelean, calle por calle, la plaza.

Nadie imagina al gobernador con posibilidades de convertirse en candidato del PRI a la Presidencia de la República. Si no puede con su propio rancho, ¿qué podría hacer por el país?

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