Madrid.

Atlético de Madrid sorprendió al Bayern Munich, al que venció 1-0 en el juego de ida de semifinales de la Liga de Campeones, que dejó un partido apasionante resuelto tras un espectacular gol de Saúl Ñíguez en los primeros minutos y la seguridad del arquero esloveno Jan Oblak.

Fue un duelo magnífico entre dos equipos con diferentes propuestas. Ganaron los colchoneros porque pusieron efectividad y su sistema defensivo resultó infranqueable para su rival, que sufrió la receta ya conocida de Diego Simeone, el técnico rojiblanco. El partido de vuelta, el próximo martes, promete ser de taquicardia.

La primera parte fue de altísimo nivel, principalmente porque el Atlético alcanzó una actuación prodigiosa. Mostró su mejor versión, llevó su presión al campo contrario y obligó al Bayern a desnaturalizar su juego al abusar de balones largos generalmente a la desesperada.

Cómo dudarlo, Simeone tenía bien preparado el partido. En esa primera parte sus hombres ocuparon cada espacio del campo y tejieron una telaraña en el medio, donde cerraron vías de suministro al tridente compuesto por Xabi Alonso, Thiago Alcántara y al chileno Arturo Vidal.

En ese escenario el conjunto alemán nunca encontró a sus delanteros. En el banquillo, Thomas Müller, Franck Ribéry y Mario Götze miraban incrédulos, mientras Pep Guardiola perdía la voz intentando corregir a los suyos.

Protagonismo individual

El protagonismo individual quedó para el juvenil español Saúl, autor de un magnífico partido. El mediocampista marcó al minuto 11 en una de esas jugadas que quedan para la historia del torneo por su belleza.

Tomó el balón en línea de tres cuartos, dejó tirados a tres rivales y limpió la red con un preciso disparo ajustado al palo derecho de Manuel Neuer, cuyo desesperado vuelo fue en vano. Una obra maestra.

El Atlético siguió con su plan y Antoine Griezmann tuvo una oportunidad que sacó Neuer con el pie. El Bayern mejoró ligeramente en el tramo final de la primera parte, cuando los colchoneros mostraron cierta fatiga, pero no fue con el plan habitual de Guardiola, de toque y paredes. Ganó la pizarra de Simeone en este periodo.

El juvenil Saúl Ñíguez (abajo) festeja con sus compañeros la anotación al minuto 11Foto Afp

El complemento fue radicalmente diferente. En parte porque el Bayern mejoró y porque el Atlético exhibió cansancio. El equipo de Guardiola fue transformando su dominio en asedio y el gol visitante se respiró casi a cada minuto.

Además, el cuadro germano recuperó pronto el balón y los rojiblancos sudaron hasta para despejar. Casi pareció un milagro que el Bayern no empatara al minuto 54 con un tiro lanzado desde 30 metros por David Alaba, que se estrelló en el travesaño.

Luego hubo otro disparo del polaco Robert Lewandowski, que rechazó Oblak, y un cabezazo de Javi Martínez que tapó el portero. También tuvo otra Douglas Costa, quien envió alto en un remate precipitado.

Más tarde, Oblak volvió a demostrar su categoría tras un violento disparo de Vidal.

Al final del partido, Saúl definió su gol como el más importante y también el más bonito de su carrera. Algo que secundó su entrenador Simeone: Está en un gran momento, en un estado de forma impresionante. La humildad que tiene juega en su favor.

El técnico rojiblanco estaba feliz por el resultado, aunque en la liga fue suspendido tres partidos por introducir a la cancha un segundo balón en el duelo ante Málaga. Ahora espera un cotejo heroico en la vuelta de la Champions.

En tanto, Guardiola consideró que su equipo se vio bien gran parte del choque: Hablamos mucho de los primeros minutos contra el Atlético y no supimos gestionarlos. A este nivel hace falta estar al máximo los 90 minutos, pero el primer periodo no fue malo, jugamos bien 75 por ciento.