Para responder a la demanda de movilidad y frenar los altos niveles de contaminación en la zona metropolitana del valle de México se requiere un cambio estructural en el transporte público, lo que implica fuerte inversión económica, y transformar la cultura ciudadana, que ve en el automóvil un confort para los traslados, aseguraron especialistas.

Antonio Suárez Bonilla, responsable del Laboratorio de Movilidad e Infraestructura de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, señaló que 70 por ciento de la población del valle de México se mueve en transporte público de baja calidad.

El Centro Mario Molina indica que la fuente de mayor contaminación es el transporte, principalmente los vehículos particulares, que generan la mayor parte de precursores de ozono y son el segundo origen de partículas finas, sólo después del transporte pesado a diesel.

Lejos de detenerse, la flota de autos se incrementará en los próximos años. Estimaciones académicas apuntan que para 2020 el parque vehicular alcanzará 7.5 millones. Datos oficiales calculan que diariamente, entre el estado de México y la capital del país, transitan 4.2 millones de personas.

Suárez Bonilla aseveró que para que más gente deje el automóvil y recurra al transporte colectivo es indispensable cambiar el paradigma cultural, pero a la vez crear un sistema público adecuado. Según la Gaceta UNAM, el académico planteó la necesidad de crear un sistema similar a la extinta Ruta 100, que en su momento llegó a ser una excelente alternativa de traslado.

Luis Manuel Guerra, presidente del Instituto de Asistencia en Investigaciones Ecológicas, planteó que uno de los núcleos de la contaminación lo representan 600 mil vehículos que no cumplen las normas ambientales. Un auto cuyo convertidor catalítico no funciona contamina 35 veces más que uno que sí, dijo.