uspenso en Brasil: En medio de grandes manifestaciones en favor o en contra de la permanencia en sus funciones de la presidenta Dilma Rousseff (cuyo mandato terminará en 2018), el Congreso brasileño está votando el impeachment. La Folha de Sao Paulo publica su conteo, según el cual la propuesta sería rechazada, pues sólo contaría con 341 votos, uno menos del necesario. O Estado de Sao Paulo, por el contrario, calculaba que el Sí contaría con 344 votos, contra 135 del No, y, en tal caso, pasaría al Senado, donde sería confirmado por 44 contra 21. La Folha de Sao Paulo formula la hipótesis de que el PT, si la votación es negativa, pida nuevas elecciones sobre la base de la ilegalidad de la elección del posible sucesor de la presidenta, el vicepresidente Temer, implicado en los escándalos. La dificultad para calcular bien la relación de fuerzas entre ambos bandos reside en que hay muchos indecisos y otros que se presentan como tales ante el gobierno o ante la oposición golpista para negociar más ventajosamente su voto, que venden al mejor postor. El escándalo se extiende así al impeachment mismo, que aparece claramente como un golpe parlamentario a la paraguaya, como el que derrocó en ese país al obispo y presidente Lugo. Es notoria a este respecto la pasividad del Mercosur y de la Unasur, y el silencio de la gran prensa conservadora.

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El congreso del Partido Comunista de Cuba: Acaba de ser inaugurado el séptimo congreso del Partido Comunista de Cuba, evento raro en la isla por lo infrecuente. La discusión, limitada al millar de delegados, no llegó a los demás militantes de ese partido, que gobierna Cuba, ni mucho menos a la sociedad entera, que deberá enterarse a posteriori y parcialmente por la prensa partidaria sobre lo que se decidió y no tendrá voz en capítulo. Sin embargo, el Congreso deberá resolver la transición entre la generación dirigida por los hermanos Castro y otra más joven y formada en la gestión administrativa del poder, y, además, ver qué medidas puede oponer la revolución cubana ante el cambio de táctica de Estados Unidos, que se reflejó en la visita de Barack Obama a Cuba. O sea, al intento de derribar al gobierno cubano no ya principalmente mediante atentados e invasiones, sino ahora mediante una inundación de dólares provenientes del turismo. Tanto Granma como Juventud Rebelde no dicen nada al respecto y lo mismo hacen los amigos de Cuba. Por su parte, los grandes periódicos conservadores latinoamericanos también están mudos.

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Brevísima: Los argentinos Clarín y La Nación informan sobre despidos masivos en la industria electrónica en Tierra del Fuego y enormes inundaciones que impiden cosechar la soja y provocarán grandes daños a las exportaciones.