La Cámara de Diputados pretende que sus 500 integrantes mantengan una conducta intachable y para ello se presenten a trabajar todos los días, no incurran en actos de corrupción, declinen regalos, no usen el cargo para beneficio personal y en las sesiones no se interrumpan entre sí, eviten el lenguaje soez y las tomas de tribuna, e incluso se abstengan de filtrar información a la prensa.

La Comisión de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias distribuyó ayer entre sus integrantes un proyecto de dictamen para instituir un código de ética en la San Lázaro, que busca mejorar la deteriorada imagen de los diputados, pero también sancionar las prácticas que les son habituales con amonestaciones públicas o bien el descuento hasta de dos meses de su salario, equivalente a 280 mil pesos.

A instancias de PRI y PAN, la comisión considera avalar en su próxima sesión la propuesta para definir un catálogo de principios, pero desechó la idea de la secretaria general del tricolor, Carolina Monroy del Mazo, quien en su iniciativa plantea un comité de ética, nombrado de entre los propios diputados, para alzarlo como contralor de la conducta de la Cámara.

En su lugar, la comisión consideró que la vigilancia esté a cargo de la mesa directiva, que recibirá quejas del comportamiento de los diputados, recabará pruebas y aplicará las sanciones, que además serán publicadas en la página de Internet del recinto legislativo.

El código obligaría a desempeñarse con cinco principios: legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia.

La pauta considera que los legisladores no realicen gestiones ajenas a su labor parlamentaria, no acepten donaciones o artículos a un precio menor al del mercado, evitar actitudes que denoten abuso de poder y de ostentación.