Aproximadamente 100 integrantes de organizaciones civiles repudiaron ayer en la Ciudad de México el ataque, despojo y represión a los pobladores de la comunidad otomí de San Francisco Xochicuautla para la construcción de la autopista Naucalpan-Toluca.

No sólo hicieron caso omiso de suspensiones judiciales, sino que pretenden imponer el proyecto de la empresa Autovan, propiedad de Juan Armando Hinojosa, dueño de Grupo Higa, señalaron. También se solidarizaron con pobladores de San Salvador Atenco, y con los normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, y Tiripetío, Michoacán.

Los manifestantes marcharon de La Estela de Luz hacia la llamada Casa Blanca, residencia en Lomas de Chapultepec construida por Higa, donde policías federales y de la Secretaría de Seguridad Pública local les impidieron llegar.

En la esquina de Cerro Gordo y Sierra Vertientes protestaron por el asesinato del comunero Francisco Grajeda en el municipio de Aquila, Michoacán.

Selene Romero, habitante de Xochicuautla, dijo que ya hay un acuerdo para reparar la demolición de una casa y otros daños, pero no han echado atrás la obra.