Los responsables de esa casa de ópera anunciaron la apertura del proceso sucesorio
Viernes 15 de abril de 2016, p. 5
Una era culminó ayer, cuando los directivos del Metropolitan Opera House de Nueva York decidieron remover de su sitio a James Levine, quien hizo de esa casa de ópera una de las mejores del mundo pero a sus 72 años de edad presenta un cuadro de salud, agravado por el Parkinson, que le impide seguir en el podio, según sus patrones, a pesar de que el maestro presentó exámenes médicos que apoyan su deseo de continuar al frente. Levine contribuyó de manera definitiva en la historia cultural reciente de Estados Unidos.
La agonía ha terminado, así como la indignidad
, comentó el connotado crítico de música Norman Lebrecht, quien consideró la situación un final miserable para quien alguna vez fue uno de los mejores directores de orquesta
.
Renovador de un repertorio
James Levine tenía 27 años de edad cuando debutó en esa casa de ópera. Meses después fue nombrado su director principal. Eso fue en 1976.
Ningún otro director de orquesta, hace notar Lebrecht, ha tenido una relación de tanta intimidad con la casa de ópera más importante de Estados Unidos.
Levine creó entonces la mejor –y mejor pagada, subraya Lebrecht– orquesta de ópera en el país. Contrató a los mejores cantantes y se ganó la total confianza de todos. Entre sus mayores logros figura haber renovado el repertorio anquilosado del Met, para poner en escena óperas contemporáneas.
Fue, en muchos sentidos, el hacedor del Met
, dice contundente Norman Lebrecht.
Director emérito
Peter Gelb, director general del Met, tenía planeado originalmente anunciar el retiro de Levine hasta el próximo invierno, en espera de que otro tratamiento para los males del maestro le permitiera cambiar a su vez de decisión, que ayer finalmente tomó y anunció también que se abre el proceso de auscultación en búsqueda de un sucesor y que James Levine será nombrado director emérito.
El proceso para nombrar a un nuevo director tomará varios meses, se anunció.
Desde su debut en 1971, Levine dirigió más de 2 mil 500 funciones de ópera en el Met e hizo de la orquesta una de las mejores en el mundo, después de que era considerada de segundo nivel
antes de su llegada.
Pero en años recientes comenzó su calvario. Se perdió dos temporadas seguidas debido a una lesión en la columna vertebral. Muchos músicos recuerdan que, debido a las dificultades motrices del director, quien dirigía en silla de ruedas, tenían que apoyarse en su concertino para sacar adelante las funciones.
La última ópera que dirigió, debido a que insistió y pese a las dudas de sus patrones, fue Simon Boccanegra, de Verdi, a principios de este mes, con Plácido Domingo en el estelar. Lo que escribió el crítico de música del New York Times, Anthony Tommasini, cavó su tumba artística: dejó una interpretación radiante, emotiva pero en muchos momentos desigual
.
Terminó así una época de oro de la cultura de Estados Unidos.