El Grupo Financiero Scotiabank decidió recortar el pronóstico de crecimiento real del producto interno bruto (PIB) de México para 2016, del inicial 2.5 a 2.3 por ciento, con algunos ajustes a su composición, como resultado de los cambios radicales en el mercado petrolero, con menores cotizaciones a las esperadas y caídas en la plataforma de extracción y los serios problemas que enfrenta Petróleos Mexicanos (Pemex), así como de un entorno global especialmente complejo.

De esta manera, la nueva estimación de crecimiento económico para México del intermediario financiero internacional, de origen canadiense, se ubica por abajo de los pronósticos más recientes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que sitúan el dinamismo de la economía mexicana en este año entre 2.6 y 3.6 por ciento.

Para 2017 el crecimiento también se revisó a la baja, de 3.5 a 3.1 por ciento. Adicionalmente estimó que las decisiones ambientales tomadas en la zona metropolitana de la Ciudad de México muy probablemente tendrán una afectación bastante perceptible sobre la actividad económica del país, ya que se observa una perturbación importante en la vida cotidiana y de los negocios de la capital.

Scotiabank afirmó que la mayor parte del ajuste en el PIB se explica por la revisión a la baja en la producción industrial, de 2.1 a 1.4 por ciento en 2016 y de 4.1 a 2.8 por ciento en 2017.

También se reducen los pronósticos de crecimiento de la inversión para 2016, de 2.3 a (-) 0.2 por ciento, y para 2017 de 4.2 a 2.7 por ciento.

Recordó que el gobierno federal ha decidido realizar un fuerte ajuste adicional al gasto público, con la intención de asegurar el proceso de consolidación fiscal y colocar a la deuda pública en una trayectoria descendente a partir del año próximo.

La SHCP presentó la semana pasada el documento Precriterios 2017, en el cual se contempla realizar un ajuste adicional en el gasto público para el próximo año de 175.1 mil millones de pesos. Éste se sumaría al ajuste de gasto preventivo anunciado en febrero pasado por un monto de 132 mil 300 millones de pesos.

El objetivo es mantener las metas de déficit fiscal en 2016 y 2017 en 3.0 y 2.5 por ciento del PIB, lo cual permitiría que el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público, que representa la medida más amplia de la deuda pública, inicie una trayectoria descendente en 2017, un año antes de lo previsto.

Este ajuste resulta positivo como señal de compromiso con la estabilidad macroeconómica y con las perspectivas de largo plazo de la economía, pero es muy previsible que tenga un impacto negativo sobre el crecimiento económico de este año y el que sigue, pues se espera una afectación considerable en la inversión pública en particular y en la inversión total de la economía en lo general, advirtieron los analistas de Scotiabank.

Por otra parte, “en México está por verse la forma en que Pemex enfrentará su complicada situación financiera, a lo que estarán atentos los mercados nacionales. En lo que se definen y anuncian acciones concretas adicionales en esta empresa productiva del Estado, cabe la posibilidad de que otras agencias calificadoras también tomen medidas parecidas a las de Moody’s”, de reducir su calificación crediticia.

Es importante señalar que Pemex reportó que en marzo la producción de petróleo promedio diaria fue de 2 millones 223 mil barriles, lo cual implica una caída de 4.1 por ciento respecto del volumen de marzo de 2015.