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Escolares de una primaria de Mixcoac, donde nació el poeta, ilustraron el libro El árbol habla

Abren la exposición Octavio Paz para niños en la Biblioteca de México

Las palabras de la poesía son mágicas, no se usan para describir o informar, sino para crear cosas que no existen, dijo Carmen Leñero a los pequeños

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Sus confusos follajes pensamientos, ilustración de Ximena Carreño Arcos, de 9 años, incluida en el libro El árbol habla, coeditado por la Coordinación Nacional de Desarrollo Cultural Infantil-Alas y Raíces y la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, que reúne una selección de poemas del Nobel mexicano Octavio Paz (1914-1998)
 
Periódico La Jornada
Viernes 8 de abril de 2016, p. 5

La poesía es una forma de magia que hace que algunas personas la sueñen por las noches, o canten, o jueguen, o dibujen, como ustedes, dijo la escritora Carmen Leñero a los niños que ilustraron el libro El árbol habla, selección de poemas de Octavio Paz.

La obra fue coeditada por la Coordinación Nacional de Desarrollo Cultural Infantil-Alas y Raíces y la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. Los versos fueron el punto de partida de un taller de artes plásticas que se organizó el año pasado, en el cual participaron alumnos de la escuela primaria Independencia, ubicada en Mixcoac, barrio en el que nació y creció el Nobel de Literatura mexicano.

Las ilustraciones forman parte también de una exposición que ayer se inauguró en la Biblioteca de México, con los niños artistas como invitados especiales.

Acalorados, inquietos y distraídos, los niños de entre 9 y 10 años, recostados en almohadones frente al templete donde estaban los presentadores del libro, de pronto se quedaron hipnotizados al escuchar cantar a Leñero su versión del poema La rama, de Paz.

Cuando era niña descubrí un secreto, que no eran lo mismo las palabras escritas para explicar cosas, que las que se decían en poesía. Las palabras de la poesía son mágicas, no se usan para describir o informar, sino que las usamos para crear cosas que no existen, palabras que nunca han estado juntas, les dijo Carmen Leñero y los pequeños abrían los ojos, maravillados.

Mensajes al poeta y Marie Jo

Además de los dibujos, algunos jóvenes ilustradores dedicaron a Octavio Paz textos, como el de Morgan Vega, de 9 años: ¿Te gustó la vida que tuviste? En tu semejanza y relación con tu familia y esposa, tu amor nunca fue en vano y te escribí un poema: Tu vida falló,/ tu amor duró,/ y el cielo en calma quedó.

También le enviaron mensajes a la viuda del poeta: Marie Jo Paz: ¿Cuántos años tenías cuando conociste a Octavio? ¿Cuántos tienes? Me gusta una foto en que estás tú y Paz. ¿Extrañas a Octavio? Un día te quiero conocer para ver cómo eres: Camila Casillas Juárez.

Leñero, autora del prólogo del libro, dijo a los niños que la poesía tiene algo que no poseen los cuentos ni las lecciones de la escuela.

Octavio Paz se subía al árbol y ahí se quedaba embobado, poniendo atención para escuchar al viento entre las hojas; veía los gusanitos que iban por las ramas y de repente escuchaba esa voz grave y sabia de los árboles, que dicen cosas muy importantes y secretas. Si ustedes no la han oído es porque no han puesto atención. Los poetas ponen atención a lo que pasa en el mundo.

En su turno, el escritor Felipe Garrido propuso a los estudiantes “jugar con las palabras de Paz, hacer dibujos diferentes o escribir más versos, porque leer es imaginar para alargar o acortar los textos. Lean Aguila o Sol, son cuentos de Octavio que van a divertirlos tanto como sus poemas. No importa dónde comience uno a leer, lo importante es que una lectura nos lleva a otra y a otra.

Lo que ustedes hicieron al ilustrar el libro, y lo que harán cuando lo tengan en sus manos y lo lean, es el principio de una carrera, es un impulso más a su formación como lectores, pues los lectores imaginan textos para las imágenes que conocen y viceversa.

La exposición El árbol habla: Octavio Paz para niños está montada en el patio dedicado al poeta en la Biblioteca de México en la Plaza de la Ciudadela (Tolsá 4, Centro Histórico).