Para ser un archipiélago con una población de sólo 30 mil habitantes, las Islas Vírgenes Británicas ostentan una infraestructura impresionante. Entre sus instalaciones está un hospital público que costó 70 millones de libras (cada libra cuesta unos 25 pesos mexicanos) y un puerto capaz de albergar a los cruceros más grandes del mundo.

Según sus críticos, la razón por la que este territorio británico tiene tal poder adquisitivo puede resumirse en una palabra: confidencialidad. Mientras otras naciones caribeñas promueven su turismo y su agricultura, las Islas Vírgenes Británicas han sido extraordinariamente exitosas al hacerse de un nicho en el mercado global para albergar a compañías anónimas offshore por un precio a partir de tan sólo 700 libras.

Su preponderancia quedó comprobada esta semana con la publicación de los llamados papeles de Panamá, que revelaron que las Islas Vírgenes Británicas eran, por mucho, el más popular de lo paraísos fiscales, aventajando en una proporción de dos contra uno a otras regiones, como la jurisdicción preferida para las compañías creadas por el bufete Mossack Fonseca.

Existen 16 empresas por cada habitante

De las 210 mil entidades establecidas por Mossack Fonseca, unas 113 mil 648 están basadas en estas islas. En total, casi 500 mil compañías activas están registradas en el territorio, y las cuotas por registros corporativos anuales conforman entre 50 por ciento y 80 por ciento de sus ganancias con las que logran financiar instalaciones como el hospital antes mencionado.

¿Qué es lo que hace de este farallón volcánico, al que sólo se puede llegar vía aérea, mediante una nave ligera, un destino tan atractivo para las finanzas globales, al grado de que existen 16 compañías por cada uno de sus habitantes?

Para empezar, la isla ofrece exenciones sobre impuesto sobre la renta que ofrecen ganancias en capital, así como derecho de emitir timbres fiscales, pero lo que hace sobresalir a las Islas Vírgenes Británicas entre otros paraísos fiscales es el anonimato que ofrecen a su clientela como el beneficio máximo a dueños de compañías. El aporte de datos específicos como requisito en su central de Registro de Compañías es opcional. No existe la exigencia de aportar historiales financieros, ni siquiera de explicar cuál es el objetivo de la compañía, y se puede designar directores y accionistas nominales, quienes aparecen en documentos públicas, mientras se mantiene oculta la identidad del verdadero propietario.

Inversionistas señalan que las Islas Vírgenes Británicas también ofrecen el importante servicio de permitir transferencias de bajo costo entre entidades en todo el mundo, particularmente desde países ricos que invierten en economías en desarrollo.

Los críticos afirman que toda esta opacidad hace que las compañías en las islas se vuelvan atractivas para los círculos de corrupción y criminalidad, y señalan que los sobornos que pagaba Bernie Madoff en su esquema fraudulento de inversión se pagaban a través de compañías registradas en el archipiélago.

Las Islas Vírgenes Británicas son también el principal depositario de compañías que poseen propiedades en Reino Unido. Tan sólo en 2011 unos 3.8 mil millones de inmuebles británicos fueron comprados a través de firmas registradas en las islas.

Ante la presión global para poner control a los paraísos fiscales, las Islas Vírgenes Británicas recientemente han comenzado un proceso de reformas que incluyen exigir como requisito a agentes locales que obtengan documentos de identificación para los beneficiarios y dueños de compañías. El gobierno de las islas se queja de que ha sido objeto de críticas y sostiene que tiene reglas efectivas contra el lavado de dinero. Pero los críticos sostienen que sigue habiendo numerosos huecos legales en los procesos realizados en el territorio.

El año pasado, el primer ministro británico, David Cameron, exigió a los territorios británicos en ultramar y a las dependencias de la corona británica recolectar y hacer un registro público de las compañías fundadas en sus suelos. Hasta la fecha, sólo la isla de Montserrat ha cumplido dichas órdenes.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca