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Influenza: buenas y malas noticias
P

rimero las malas: algunas autoridades sanitarias de nuestro país previeron que en la actual temporada invernal (que va de la semana 40 de 2015 a la 13 de 2016) habría muy pocos casos de influenza respecto de las temporadas anteriores. Todavía en los primeros meses de 2016 se aseguraba que el número de enfermos se mantenía por debajo de lo ocurrido el año previo, aunque en algunas de las principales ciudades de México lo que se percibía era algo muy distinto. A fin de cuentas, la realidad, terca como es, superó todas las expectativas. Los cálculos de esos epidemiólogos, acompañados por sus frases tranquilizadoras, se derrumbaron para dar paso a uno de los peores episodios de influenza que se han vivido en México en los últimos años.

Es uno de los peores, pues si se consideran las distintas temporadas invernales desde el inicio de la actual década, se puede observar que (a pesar de que tienen un comportamiento cíclico, al que me referiré más adelante), los casos confirmados de influenza muestran una tendencia creciente, pues pasaron de 3 mil 110 (en la temporada 2010-2011) a 8 mil 510 que llevamos ahora en la temporada 2015-2016. En lo que va de la presente década han fallecido 2 mil 36 personas a causa de esta patología (casos confirmados por pruebas de laboratorio), lo cual es la peor noticia de todas.

Otra mala noticia para la actual temporada invernal fue la escasez en las farmacias del Tamiflu (oseltamivir), que es el tratamiento de elección ante la influenza. Nunca quedó claro que fue lo que pasó. Entre los laboratorios productores, los distribuidores locales y los representantes de las farmacias se exhibió un admirable cantinfleo. Si se demuestra que existió una mala intención en alguna parte, deberían aplicarse sanciones ejemplares, pues se trataría claramente de una conducta criminal.

Desde hace algunos años los datos sugieren un comportamiento cíclico bianual en los casos de influenza, y lo que ha ocurrido en la actual temporada invernal parece confirmarlo. Luego de los 3 mil 110 casos ya citados, al inicio de la década (temporada 2010-2011), el número ascendió en la siguiente temporada a 7 mil 257 casos confirmados (2011-2012); luego bajaron a 2 mil 807 (2012-2013), para ascender nuevamente a 8 mil 921 (2013-2014), cifra que se redujo nuevamente; esta vez a 2 mil 734 (2014-2015), y ahora ascendió a 8 mil 510 casos que tenemos en la actual temporada invernal (todas las cifras a que me refiero aquí pueden consultarse en los informes epidemiológicos que semanalmente publica la Secretaría de Salud).

Este ciclo bianual se expresa también en el número de fallecimientos, y puede ser atribuido al incremento en la cifra de casos de influenza provocados por el virus A/H1N1, cuya presencia se incrementa (de acuerdo con los datos disponibles) cada dos años y es el agente con mayor letalidad entre todos los que se presentan en las temporadas invernales. Esto nos permite ingresar al terreno de las buenas noticias, pues saber más sobre el comportamiento de una enfermedad nos puede ayudar a enfrentarla de mejor manera.

Algo que ocurrió en plena temporada invernal fue el cambio de funcionarios en la Secretaría de Salud (Ssa). El pasado 8 de febrero, el doctor José Narro Robles fue nombrado secretario; a mí me parece –como lo dije en su momento– una buena noticia, pues, de acuerdo con la trayectoria y experiencia del ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, se ingresa a una etapa en la que las políticas de salud se basan en criterios médicos y científicos estrictos. Luego del momento de inestabilidad que generó el cambio, se reconoció la epidemia de influenza en su dimensión real y se tomaron las medidas para conocer su comportamiento de frente a la sociedad y tomar las medidas para enfrentarla.

Otra buena noticia es que la escasez del Tamiflú señalada no se presentó en las instituciones del sector público, las cuales contaban con abasto suficiente, lo que permitió que las personas de escasos recursos económicos pudieran recibir sus tratamientos de manera oportuna. Pero mejor todavía es la noticia de que venció la patente del oseltamivir y que, como anunció el propio Narro Robles, ya existen solicitudes para producir el medicamento en México en la modalidad genérica, lo que reducirá el costo para la población.

La última buena es que, luego de pasar el pico más alto de la enfermedad en las semanas 5 a 11 de 2016, en el último reporte de la Ssa el número de casos se redujo drásticamente a solamente 2 y el número de fallecimientos cayó a cero en la semana 13. Aunque todavía no es el momento de confiarnos, parece que después de una temporada invernal con muchas malas y buenas noticias y colmada de lecciones para el futuro, por fin, ya vamos de salida.