Cada uno alberga hasta 10 mil bacterias
Sábado 26 de marzo de 2016, p. 29
Laura Esquivel, diputada por Morena, elaboró un punto de acuerdo para que los fabricantes de goma de mascar (chicle), inserten una leyenda en el empaque de sus productos con miras a que el consumidor, a la hora de desechar el producto, use la envoltura para arrojarlo a la basura.
Ante la creciente contaminación en las calles del país con goma de mascar, se incrementa el peligro latente para la salud de todos los habitantes, pues cada chicle puede albergar hasta 10 mil bacterias y hongos.
Argumentó la importancia de evitar riesgos sanitarios y ambientales que representa arrojar el producto al piso, en beneficio de la salud de la población e imagen urbana, aunado al alto costo de su limpieza.
La legisladora exhortó al doctor José Narro Robles, titular de la Secretaría de Salud (Ssa), y a Rafael Pacchiano Alamán, de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales para promover campañas entre los fabricantes de goma de mascar para evitar que los consumidores desechen el producto en la vía pública.
El departamento de Bioquímica del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) determinó, mediante un estudio, que cada chicle depositado en el espacio público es un gran foco de infección y un riesgo para la salud de los habitantes, ya que puede albergar hasta 10 mil bacterias y hongos recogidos del medio ambiente en que se encuentra.
Cada chicle es un foco de contaminación, ya que contiene los microorganismos de la propia persona que lo masticó. Tal es el caso de una persona que padece tuberculosis, salmonelosis o un estafilococo, que al desechar el chicle en el piso, esas bacterias se esparcirán en el aire, y también será un acumulador de polvo, tierra e inmundicia de la ciudad.
En el Centro Histórico de la Ciudad de México, recordó, se estima que 20 por ciento de la superficie está cubierta por manchas negras de chicles. No obstante los equipos especiales que se utilizan para desintegrarlos y removerlos del suelo, el piso que-da manchado. La cantidad de chicles que la ciudadanía arroja al piso representa un costo muy alto, por las labores para el retiro, insuficientes ante el exceso de residuos, que hacen imposible limpiar todos los espacios.
En la calle Francisco I. Madero, calle peatonal de la Ciudad de México, se han llegado a contabilizar hasta 150 mil chicles sellados en el piso. Desde la calle de Monte de Piedad, a un costado de la Plaza de la Constitución y hasta el Eje Central Lázaro Cárdenas. ¡Estamos hablando tan sólo cinco cuadras!