Bagdad.

Al menos 30 personas murieron y 71 resultaron heridas ayer, cuando un atacante suicida se hizo estallar en medio de la multitud al término de un partido de futbol en la localidad de Iskandariya, sur de Bagdad, atentado que reivindicó el Estado Islámico (EI) en un comunicado publicado en línea, según el grupo de inteligencia SITE, el cual monitorea a la organización.

El partido había concluido y estaban entregando el trofeo a los ganadores cuando el atacante accionó su cinturón de explosivos, señaló el jefe de seguridad provincial, Falah al Khafaji. La zona fue acordonada por las fuerzas de seguridad, ante el temor de que se produjeran otros bombazos contra los civiles que acudían a socorrer a las víctimas.

La agencia de noticias Amaq, afiliada al EI, confirmó la responsabilidad de la organización extremista. Iskandariya, pueblo de la provincia de Babel, en el que conviven sunitas y chiítas, está ubicado a unos 40 kilómetros al sur de Bagdad.

El movimiento extremista ha perpetrado ataques en y cerca de la capital, mientras las fuerzas oficiales iraquíes y sus aliados lo combaten en el norte y oeste del país.

El bombazo ocurrió cuando el vocero del ejército iraquí, Yahya Rusoul, anunció que soldados iraquíes y combatientes tribales sunitas retomaron el control del pueblo de Kubeisa, oeste de la provincia Anbar, que estaba en poder del Estado Islámico.

Un día antes, combatientes de esa organización fueron sacados de poblados en la provincia norteña de Nínive, bajo intensos bombardeos.

Las fuerzas terrestres iraquíes trabajan para lograr avances en Anbar y se preparan para una toma de Mosul, la ciudad más grande de Irak, en poder de la organización yihadista desde el 10 de junio de 2014, donde más tarde proclamó la creación de un califato islámico entre Siria e Irak.

La coalición internacional, liderada por Estados Unidos, calcula que el Estado Islámico ha perdido alrededor de 40 por ciento del territorio que alguna vez tuvo en Irak y como 20 por ciento de su territorio en Siria.

Analistas y funcionarios de la coalición esperan que, al perder terreno en el campo de batalla, cambiarán a ataques con un estilo más insurgente en Irak y el extranjero.