México debe protegerse de 30 plagas de alto riesgo que pueden poner en peligro la seguridad alimentaria y provocar el cierre de importantes mercados de productos agrícolas, expuso Enrique Sánchez Cruz, director en jefe del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica).

Por el cambio climático, agregó, se corre el riesgo de que aparezcan nuevas enfermedades o que las erradicadas resurjan con mayor fuerza en el territorio nacional. Detalló que el presupuesto de 2016 para Senasica es de 6 mil 350 millones de pesos, 5 por ciento más que en 2015.

Algunas plagas de las que deben cuidarse los agricultores son el complejo de escarabajos ambrosiales –presente en Estados Unidos–, que puede dañar cerca de 176 mil hectáreas de aguacate, que aportan 20 mil 175 millones de pesos; mal de Panamá, hongo que, de llegar al continente y en particular al país, afectaría 75 mil hectáreas de plátano, cuyo valor de producción estimado es de 5 mil 411 millones de pesos, y la palomilla del tomate, presente en Costa Rica y Panamá, que puede perjudicar 98 mil hectáreas de hortaliza, con un valor de producción de 18 mil millones de pesos.

Otras amenazas las representan la mosca del Mediterráneo –que afecta a más de 200 especies de frutas y hortalizas–, la palomilla del nopal, el gusano rosado y picudo algodonero, el pulgón amarillo del sorgo, presente en 24 estados y que puede causar pérdidas de 30 a 70 por ciento en la producción.Por ello, explicó en entrevista, la Unidad de Inteligencia Sanitaria realiza la supervisión continua de fenómenos climatológicos y plagas a escala internacional, así como de los rastros tipo inspección federal (TIF) y los sistemas de vigilancia epidemiológica en salud animal y sanidad vegetal. También hay constante intercambio de información entre países para enfrentar problemas con visión regional, y se han firmado 16 protocolos fitosanitarios, la mayoría con Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y República Dominicana, para poder exportar productos agrícolas mexicanos.