19 de marzo de 2016     Número 102

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Colombia

Caminos y latidos del festival
internacional de cine y video alternativo
y comunitario “ojo al sancocho”

Alexander Yosa Moreno Miembro del Festival de Cine y Video “Ojo al Sancocho”. Grupo de trabajo del Festival Internacional de Cine y Video “Ojo al Sancocho”.

Me permito reseñar algunos contextos históricos y experiencias locales desde donde se articularon las convicciones, los liderazgos juveniles y las metodologías que constituyen hoy día las bases del Festival Internacional de Cine y Video Alternativo y Comunitario “Ojo al Sancocho” (FICVAC).

Durante buena parte de nuestra crianza vivimos con la idea normalizada de que el cine y la televisión colombiana describían tan fielmente nuestra realidad que era indiscutible no reconocernos en las historias de violencia, pobreza y drama que se proyectaban en los teatros del centro de la ciudad o en las novelas o series de televisión como Pandillas, guerra y paz.

Un elemento común en el discurso televisivo y cinematográfico fue asociar la delincuencia y el vandalismo con la figura juvenil, como el sujeto que representaba la crisis social y la falta de oportunidades, al cual había que controlar y orientar por medio del sistema educativo y la vigilancia.

Nos sentimos corresponsables de transformar esos imaginarios audiovisuales o regímenes visuales que durante décadas fueron posicionando los medios de comunicación en la percepción de nuestras familias y comunidades, y por otro lado de incidir en las políticas gubernamentales que estimulaban la creación cinematográfica desde una lógica comercial que cada vez se encontraba más lejos de representarnos como latinoamericanos y como comunidad.

Nuestra proceso de familiarización con la producción audiovisual estuvo marcado por una coyuntura donde el mercado de la tecnología audiovisual se hizo más accesible en términos económicos, especialmente para los jóvenes, colectivos y para las organizaciones sociales, todos los cuales, desde la rutina autodidacta y con elementos básicos de realización audiovisual, fueron generando nuevos discursos audiovisuales que se oponían a la representación estigmatizada de nuestros territorios.

Un ejemplo representativo de esta nueva ola es Felipe Ávila, habitante de Ciudad Bolívar, y su productora Cine Callejero. Su interés y dedicación por hacer cine nació a partir de su primera experiencia en un taller de video que llegó al barrio J.J. Rondón en 1998. Sus producciones audiovisuales reflejan un modelo de producción autónomo, sin bases cinematográficas, con una innegable austeridad económica, pero con una excelente reputación y respeto de los guetos y ñeros, sus más fieles colaboradores, con los que ha producido largometrajes y cortometrajes, por ejemplo: Rompiendo Barreras, Corazón de Ciudad Bolívar, Semilla tras Semillas y Sin Mente. Un elemento esencial e innovador en esta propuestafue la voluntad de retroalimentar con la comunidad la producción audiovisual construida dentro del territorio, en espacios como el parque principal o el salón comunal del barrio. Allí asistían los personajes o protagonistas de sus películas y se facilitaban diálogos con el público sobre las temáticas y situaciones que se presentaban en el audiovisual y nos reflejaban como comunidad.

Otro ejemplo fue la experiencia de la Fundación El Cielo en la Tierra, también de Ciudad Bolívar; ellos desarrollaron un proceso audiovisual pensado en lo pedagógico y sistémico más que en la producción de alta factura audiovisual, y más enfocado en resaltar las virtudes del ser humano que en formarlo como obrero de la industria audiovisual. De esta forma crearon colectivamente la serie de televisión Historias vitales (2000-2005),la cual fue transmitida por canales regionales, comunitarios y públicos del país. Lograron producir 17 capítulos de manera permanente. Una característica de este modelo de producción fue la rotación de los roles del equipo en cada capítulo; esa metodología de aprender-haciendo fue un punto de partida para que surgieran otras escuelas audiovisuales comunitarias y también para cualificar a varios de sus miembros para desempeñarse laboralmente en medios locales y comunitarios.

Así como estas experiencias generaron posibilidades de vida y también de manutención personal y para sus familias, fueron emergiendo y visibilizándose otros colectivos juveniles, organizaciones sociales, activistas y personas independientes que producían y facilitaban la producción de contenidos audiovisuales desde una reflexión política, por medio de espacios de formación pedagógica audiovisual en los territoritos donde se estaban dando problemáticas que afectaban el bienestar de las personas y el buen vivir, por ejemplo resguardos indígenas, zonas campesinas y barrios de cientos de ciudades de regiones del mundo.

Un aspecto que siempre merece ser analizado es el nivel de socialización de estas producciones audiovisuales que algunos sectores han categorizado como de bajo presupuesto, independientes, comunitarias, populares, etcétera, ya que no circulan por espacios de exhibición tradicionales ni alternativos como canales públicos, regionalistas, y comunitarios, o en eventos audiovisuales como festivales y muestras de cine.

El FICVAC nació en este escenario, donde se hace necesario complementar y retroalimentar con espacios y canales de circulación y experiencias pedagógicas de creación audiovisual, para no sólo contribuir con la transformación de los imaginarios generalizadores y la estigmatización, sino para incidir en los destinos de nuestras vidas y del territorio.

El festival anualmente busca que sus participantes e invitados convocados de diversos países, ciudades y barrios locales convivan durante una semana en la cotidianidad de la comunidad. Por ello no se invierte en hoteles y restaurantes ajenos a las viviendas y alimentación casera, con el fin de generar tejidos de economía solidaria. Busca que las producciones audiovisuales circulen en casas de la cultura, centros comunitarios, escuelas, colegios, espacios públicos o privatizados, etcétera; que sus temáticas busquen transformar realidades e imaginarios, y que se generen creaciones colectivas por medio de talleres de formación audiovisual por parte de experiencias de otros países o contextos.

A la fecha se han realizado consecutivamente ocho versiones del FICVAC,en donde las claridades y contradicciones del trabajo comunitario han ido construyendo una identidad y un modelo propio para gestionar y producir los encuentros, talleres, las convocatorias a la comunidad, relaciones sociales y el diálogo con las instituciones y los movimientos sociales.

En estos espacios se fue tejiendo una red de colectivos audiovisuales y organizaciones sociales de Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Argentina, que se denominó Red de Cine Comunitario de América Latina y del Caribe, buscando sincronía en procesos y acciones en territorios estigmatizados o amenazados por el extractivismo minero y la vulneración a los derechos humanos, con el objetivo de recuperar una práctica y un concepto político de soberanía que, reflexionado desde el campo audiovisual, sencillamente significa empoderarnos en lo político, en lo técnico y en la difusión de nuestros propios discursos audiovisuales (soberanía audiovisual).

Una metodología que surgió con la necesidad de concretar una acción/proceso en donde convergieran justamente lo político, lo técnico y la difusión alternativa, resultó a partir de la experiencia del Grupo Chasqui de Perú, que desde los años 80´s ha producido largometrajes como Gregorio y Juliana, entre otros, desde una perspectiva de comunidad, participación, identidad y memoria que denominaron Cine Comunitario.

Durante los años recientes, en la Red de Cine Comunitario de América Latina y del Caribe, nos hemos encontrado con otras experiencias de cine comunitarioquenos han permitidoexplorar metodologías e intercambiar prácticas pedagógicas, con el fin de posibilitar relaciones de poder horizontales en la construcción de una representación autónoma y a su vez colectiva, como lo plantea hoy día el cine comunitario, por medio de la metodología de creación colectiva, en donde los valores y resultados cuantitativos y comerciales de una producción audiovisual la re-significan como un proceso social y la trasladan hacia el reconocimiento de la memoria, la identidad, las problemáticas sociales, la construcción de alternativas y al intercambio cultural.

El proceso para transgredir un régimen visual o un paradigma de cultura audiovisual que se fundamenta en la imposición o el adoctrinamiento a nivel masivo de imaginarios y percepciones, sigue necesitando una movilización mancomunada, esta vez no sólo de los sectores audiovisuales y académicos, sino desde múltiples escenarios: legislativos, económicos, políticos, etcétera. No basta con una ley de medios o una legislación favorable para la producción audiovisual local o popular, si no se fortalecen continuamente desde la base comunitaria el pensamiento crítico y una conciencia política con el enfoque de la defensa de la vida.

Videos:
https://youtu.be/aJgv2N_7pGY?list=PLoYJ8Kb0VZCfMIQ5LdyahkyZjdd_lBU0U

http://listas.idartes.gov.co/pmb/opac_css/index.php?lvl=author_see&id=145

https://youtu.be/GBOCsXwC96s

https://youtu.be/P8K4GWMp-E0

https://youtu.be/JPagvse9gWw

Nicaragua

Puntos de encuentro

Fernando Carache

Somos una organización feminista nicaragüense. En nuestras principales estrategias está la comunicación para el cambio social. En los años recientes nos hemos enfocado en series de televisión. Después de producir Sexto sentido, con 81 capítulos, entre 2001 y 2008, se produjo la serie Contracorriente con 18 capítulos, entre 2010 y 2014. Ambas series han sido transmitidas en países de la región de forma simultánea (Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Panamá, Bolivia y República Dominicana), lo que ha posicionado en la agenda mediática temas de alto impacto social, como la prevención de la violencia, equidad de género, los derechos humanos y económicos de las mujeres y salud sexual y reproductiva entre otros.

De forma contundente y con profundidad, las series han sido la punta de la estrategia institucional multi-método del trabajo en Puntos de Encuentro, que vincula el uso de medios tradicionales con medios digitales que involucran la acción colectiva para generar cambios sociales de alto impacto. Las series han permitido llegar a lugares donde otros medios no llegan. Hoy por hoy, Puntos de Encuentro es reconocido internacionalmente por la serie Sexto sentido, que es acompañada de la estrategia de comunicación para el cambio social.

Algunos de los temas prioritarios de nuestro accionar son: prevención de violencia, cuestionamiento a las masculinidades hegemónicas, cuestionamiento a las desigualdades de género, relaciones familiares, violencia en el hogar, racismo y salud sexual y reproductiva. Tratamos de abordar estos temas de manera coloquial, en formatos de ficción. Construimos las historias a partir de las experiencias que tienen las personas que viven las situaciones directamente. Si es una mujer víctima de violencia, tratamos de construir las historias con ellas. Si es una situación de explotación sexual comercial, tratamos de construir las historias con las personas que viven esas realidades.

Hemos construido dos potentes evaluaciones de impacto que describen en qué medida la exposición a las campañas comunicacionales generan cambios en la vida de las personas, dinamizan los abordajes en medios, animan el debate en la familia y en las relaciones y propician el diálogo alrededor de los temas que abordamos en las estrategias de comunicación. Son temas que calan las vidas de las personas. Las evaluaciones de impacto realizadas evidencian la validez y efectividad de estos medios para contribuir a cambios socio-culturales y a la acción colectiva en favor de los derechos de la niñez.

En esta nueva etapa, desde Puntos de Encuentro nos planteamos realizar una serie de televisión infantil de dibujos animados desde un formato de entretenimiento educativo, con la finalidad de contribuir al desarrollo de conciencia y de habilidades para la prevención de la violencia y para cuestionar las normas tradicionales de género en la crianza, enseñanza y dinámica social de las niñas y los niños. La población infantil, así como sus madres, padres, cuidadoras/es y docentes de pre-escolar e inicio de primaria serán los principales beneficiarios.

La serie de dibujos animados representa una innovación para Puntos de Encuentro y un proyecto único en su tipo de producción centroamericana. Luego de mapear 99 canales de televisión abierta en todos los países de la región (exceptuando Belice), confirmamos que en Centroamérica no se producen series infantiles de dibujos animados y existe poca oferta televisiva para el público de la temprana infancia.

La prevención de la violencia en edades tempranas (en la casa, la comunidad y entre pares) y el cuestionamiento de las normas tradicionales de género (que incentivan las desigualdades y la discriminación y justifican la violencia hacia mujeres, adolescentes, niñas y niños) contribuyen a evitar que en un futuro los infantes se conviertan en agresores y/o víctimas. Estamos convencidos firmemente de que las niñas y los niños tienen la capacidad de transformarse en agentes de cambio con el acompañamiento apropiado de personas adultas comprometidas en su bienestar.

Estamos explorando la factibilidad para la producción de estas caricaturas. Serían caricaturas de ocho a diez minutos. Hemos tenido los avales de cinco canales de televisión en cinco países y estamos en el proceso de gestión de fondos para la producción.

Liga al video:
https://youtu.be/yi02l2r_xd0

 
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