a surgido gran preocupación en los sistemas de salud en el mundo por el aumento del número de casos de una condición en la que hay debilidad y pérdida de la función de los músculos, lo que conduce a una parálisis, la cual generalmente afecta primero las piernas y luego las extremidades superiores (parálisis ascendente). Entre los síntomas se encuentra la pérdida de los reflejos tendinosos, reducción de la sensibilidad, y hormigueo, dolor del tipo del calambre y movimientos descoordinados, entre otros. La enfermedad afecta de la misma manera a hombres y mujeres. Los síntomas pueden empeorar rápidamente y en los casos graves la parálisis puede afectar los músculos respiratorios y provocar la muerte por asfixia. La preocupación actual surge por la aparente relación entre este conjunto de síntomas conocido como síndrome de Guillain-Barré y la infección producida por el virus zika, que ha tenido un aumento alarmante en América Latina en los meses recientes.
En 1916, Georges Guillain, Jean-Alexandre Barré y André Strohl publicaron su trabajo clásico en el que describen esta condición. Los dos primeros prestaron sus servicios como médicos durante la Primera Guerra Mundial y algunos historiadores narran la anécdota según la cual llamó la atención de los galenos la enfermedad de dos soldados que habían quedado parcialmente paralizados. Uno de ellos, en particular, se había caído cuando se colocó la mochila y fue incapaz de levantarse. En su trabajo observan la reducción de los reflejos y elevación del nivel de proteínas en el líquido cefalorraquídeo sin el aumento de glóbulos blancos (que ocurre en las infecciones bacterianas), lo que les permitió diferenciar este mal de las dos infecciones comunes en la época, la sífilis y la tuberculosis.
En aquel momento la causa de este síndrome era desconocida –y de algún modo lo sigue siendo–, aunque hoy se sabe que se trata de una enfermedad autoinmune, es decir, una patología en la que el sistema de defensa del organismo ataca por error al propio organismo. El blanco de esta reacción autoinmune son los nervios periféricos, los cuales conducen ahora de manera incorrecta los impulsos nerviosos.
Las células nerviosas o neuronas tienen prolongaciones llamadas axones por las que se propagan las señales eléctricas. Estas prolongaciones están cubiertas por un material aislante formado por proteínas y grasas al que se conoce como vaina de mielina –como el material aislante de los cables eléctricos que podemos tocar sin alterar el paso de la corriente–, la cual permite que la corriente viaje a mayor velocidad y de manera eficiente.
Las terminaciones nerviosas forman uniones especializadas con las células de los músculos; de este modo, las señales eléctricas que viajan a lo largo de la neurona producen la liberación de sustancias neurotransmisoras en las uniones neuromusculares, que en condiciones normales activan o inhiben la contracción muscular. En el síndrome de Guillain-Barré el sistema inmune daña a la vaina de mielina (se produce desmielinización) de tal manera que la corriente se propaga ahora de manera defectuosa, lo que lleva al trastorno muscular y la parálisis.
La causa de la reacción autoinmune que lleva a la desmielinización no está clara, pero se sabe que puede presentarse asociada con infecciones virales o bacterianas como la influenza, algunas neumonías, el VIH, el herpes simple y la mononucleosis, entre otras.
La asociación de este síndrome con el virus zika no es nueva. A diferencia de lo ocurre con la microcefalia, cuyos primeros reportes que la vinculaban con el virus transmitido por los mosquitos de la especie Aedes ocurrió en 2015 en Brasil, en el caso del síndrome de Guillain-Barré esto se informó por primera vez desde 2013, durante el brote de zika en la Polinesia Francesa.
El incremento de la incidencia de microcefalia y la de este síndrome llevaron a la Organización Mundial de la Salud a declarar una emergencia de salud pública de importancia internacional; sin embargo, a pesar de que todos los datos disponibles hasta ahora apuntan hacia una relación causa efecto entre el virus zika y estas dos condiciones, aún estamos lejos de tener una certeza científica (en el caso de la microcefalia, los científicos brasileños esperan tener datos definitivos en junio-julio de este año.)
El síndrome de Guillain-Barré no tiene cura y el tratamiento se orienta a reducir los síntomas y tratar las complicaciones. En la actualidad se puede controlar y acelerarse la recuperación mediante el bloqueo de los anticuerpos producidos por el organismo. Pero mientras se establece con certeza la relación con el virus zika es muy importante seguir las recomendaciones de la Secretaría de Salud para evitar la presencia del moquito transmisor y su picadura.