El acoso y el hostigamiento sexual contra las mujeres son una práctica cultural que todos los días las acecha.

Sea en la calle, en el transporte público, en las oficinas, en un bar, en el museo, en las universidades o en cualquier otro espacio público o privado, ellas constantemente son víctimas de esos abusos.

Miradas lascivas, tocamientos, piropos, silbidos, besos, bocinazos, jadeos, ruidos y susurros con connotaciones sexuales, gestos obscenos, comentarios sexuales, fotografías y videos no consentidos y grabados con fines sexuales, exhibicionismo, persecuciones y arrinconamiento,masturbación con o sin eyaculación, son violencias que a diario enfrentan las mujeres en el mundo.

Especialistas en el tema y feministas se dieron cita en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) la noche del martes para participar en la mesa de diálogo Vocabularios contra el acoso, organizada por el Programa Universitario de Estudios de Género (Pueg) de la UNAM, donde llamaron a transformar esta violencia contra el sector femenino.

El objetivo de la mesa de diálogo fue activar una reflexión colectiva y multidisciplinaria sobre el acoso y hostigamiento sexual como prácticas violentas, abusivas y frecuentes en los espacios privados y públicos, el cual, lamentablemente, también afecta los espacios universitarios, dijeron.

Las mujeres nos vestimos de cierta manera para no sufrir acoso en cualquier espacio, aseveró Ana Buquet, directora del Pueg. Agregó que desde hace varios años se hace una diferencia entre ambas prácticas: el hostigamiento sexual se presenta cuando el hombre que violenta a la mujer tiene una posición jerárquica (su jefe, superior o maestro), en tanto que el acoso sexual se da entre pares. Y lamentó que en las casas de estudios, como en la UNAM, este tipo de violencia es habitual.

Yucari Millán, cofundadora de Habitaje Centro de Estudios y Acciones sobre el Espacio Público, aseveró que a las mujeres les ha costado un largo tiempo verbalizar ese tipo de violencia sexual en su contra. Ya sea por miedo, por sentirse culpables de provocar, por vergüenza, por no sentir apoyo, por ansiedad y confusión o para no incomodar a otros, las víctimas de esta violencia preferían callar. “El acto de nombrar es un acto muy poderoso para señalar, visibilizar y denunciar. Es innegable que la capacidad de nombrar resulta empoderadora”.

Socorro Apresa, académica de la Facultad de Derecho de la UNAM, analizó las normas nacionales, del sistema Interamericano y de la UNAM, donde no hay una definición clara de ambos delitos, y sin ello no hay manera de comprender la vulneración de derechos, señaló.

Antes de la mesa de diálogo, en el MUAC se inauguró una exhibición de la artista feminista Mónica Mayer, con la que desde el arte se intenta hacer una reflexión contra este tipo de violencia sexual hacia las mujeres.