Jueves 10 de marzo de 2016, p. 13
“Yo manifiesto que fui como trabajador, ex bracero desde mil novecientos sesenta y estuve cerca de Phoenix, Arizona. En Empalme, Sonora, cuando ya nos presentábamos para la revisión nos daban la orden de desnudarnos para posteriormente registrarnos el pene y ver si no estábamos enfermos de almorranas; de ahí ya cuando nos íbamos para Connecticut, cuando estábamos de aquel lado de la línea, en el centro, donde llegábamos nos sacaban sangre para su análisis y nos fumigaban.
“El alojamiento nos prestaban literas para estar allí; no nos notificaban el descuento del diez por ciento, sin embargo, sí se nos retenía una cantidad diferente en cada cobro.
“Ya al final de cuando se iba a terminar el contrato, en el comedor nos dieron comida echada a perder, todavía no existía la tortilla, nos daban barras de pan Bimbo todo enmohecido…”
Testimonio de un trabajador que consta en el expediente en el que la titular del juzgado segundo de distrito en materia administrativa le dio la razón a los braceros que demandan al gobierno federal la devolución de 10 por ciento del sueldo que devengaron en el marco del Programa Bracero de 1942 a 1964 en Estados Unidos.