Siempre respeté la privacidad del grupo, de lo contrario no habría durado tanto tiempo
Quiero que tenga éxito, haremos las transiciones o confirmaciones que se tengan que realizar
Los resultados duelen y las críticas a veces no son fáciles de digerir, admite el ex jugador de Pumas
Miércoles 9 de marzo de 2016, p. a13
Leonardo Cuéllar está en espera de la decisión de la Federación Mexicana de Futbol sobre su continuidad. Tranquilo, discreto, con mucha calma
, aseguró que lo que está en juego no es él, ni su futuro, sino un programa importante: el del futbol femenil.
Quiero que tenga éxito. Haremos las transiciones, las confirmaciones o lo que tenga que hacerse con toda mi buena voluntad
, enfatizó.
Leo está en el centro de la polémica tras los recientes reveses: el fracaso en el Mundial de Canadá y la eliminatoria rumbo a los Juegos Olímpicos de Río.
Las protestas a través de las redes sociales de algunas jugadoras como Charlyn Corral echaron leña al fuego y tuvieron eco en la prensa. Los resultados duelen; las críticas a veces no son fáciles de digerir
, admitió.
Siga o no al frente del futbol rosa, Cuéllar ya hizo historia. El ex mediocampista de Pumas en los años 70 –con estudios de sicología en la UNAM, los cuales concluyó en California, Estados Unidos, donde trabajó en universidades con equipos varoniles y femeniles– aceptó en 1998 la invitación del entonces federativo Enrique Borja e inició trabajos con las mujeres, hasta entonces ignoradas por todos.
El único antecedente en México eran Alicia La Pelé Vargas, María Eugenia La Peque Rubio, Esther Mora y otro puñado de féminas que encendieron una mecha fugaz en los años 70.
Manos a la obra
Cuéllar presentó su programa de trabajo y puso manos a la obra. Al comienzo llamó a varias jugadoras latinas radicadas en Estados Unidos –el país de su esposa Tammy–, donde ya se movía como pez en el agua.
También encontró talento en México, en jugadoras como Maribel Domínguez y las hoy directoras técnicas Mónica Vergara y Andrea Rodebaugh, pero en el trayecto ha tenido desencuentros con algunas de sus pupilas, que terminaban por disciplinarse o buscar otros horizontes.
Son ahora las más jóvenes quienes en las rutas cibernéticas lo llaman el Porfirio Díaz, el Fidel Velázquez del futbol femenil. A muchas no les gusta la participación del hijo de Leo, Cristopher, al frente de la Sub-17 y con las porteras. Lo cierto es que Cuéllar ya rebasó la gestión del mismo Joseph Blatter, quien asumió la presidencia de la FIFA en 1998 y acaba de ser relevado tras 17 años.
No he contestado críticas ni aclarado controversias; quizá pareciera que he cedido, pero no estoy en posición de entrar en polémicas. No tiene caso desgastarse, mejor vamos a buscar la sanidad del programa. Hay muchas cosas sobre la mesa y creo que me he convertido en una distracción
, dijo en entrevista.
“Las redes sociales han creado ciertas tendencias. Cuando hay intereses particulares para criticar a alguien la gente se suma sin tener conocimiento pleno, pero es parte del mundo actual. Aquí lo que tiene uno es el trabajo día con día.
La gente que vive con uno esos procesos es la que puede opinar de manera objetiva y lo triste es que se dañan imágenes de una manera tan fácil, sin medir consecuencias
. agregó.
Leo, de 62 años, está orgulloso de una trayectoria basada en el respeto, su palabra recurrente: Es un mundo diferente
; no quiere hablar de situaciones de lesbianismo, de parejas o enamoramientos.
“Es parte de la privacidad del grupo, de la intimidad de un programa. No tengo comentario al respecto… Sus gustos son muy de ellas, es como ser de diferente religión, estrato social o nivel académico.
“No hubiéramos durado tanto tiempo si no lo hubiésemos entendido así. Las respeto como personas, sus gustos y preferencias. Para mí han sido años de mucho aprendizaje, sus cambios de humor en el periodo menstrual, ¡ustedes mismas no se entienden! He tratado de darles el espacio que necesitan para lidiar con ello.
“Una cosa muy interesante ocurrió al inicio del proyecto al lado de la doctora: había cinco o seis que no entrenaban porque les había tocado su periodo. Tuvimos que ir educando, porque, ¿qué pasaría si a esas chicas les toca el día del partido?, que en aquel entonces era repechaje contra Argentina… ‘Ponte a caminar, a trotar, empieza a pasar el balón con tu compañera’, les decíamos.
“Es saludable tenerlas activas, entonces se fueron educando ellas mismas. Aprendí a respetar sus arranques emotivos, impredecibles, a veces muy sensibles o agresivos. No hay un patrón para decir ‘ya le tocó y estará así’. Junto con Vicente Espadas y Rosario Piña, él preparador físico y ella entrenadora de porteras, nos dimos a la tarea de hacer notas todos los días, de escribir todo lo que íbamos experimentando en todas las áreas, no solamente en el tema de la cancha.
Alguna vez trabajamos con niñas pequeñas y era mucha responsabilidad. Hubo gente del equipo que se confirmó con gran profesionalismo y otras que se tuvieron que ir porque no entendieron su función. La paz que yo tengo, junto con la gente que contraté es que hemos respetado la individualidad de cada una con todo lo que implica.
.
Cuéllar impulsó dos centros de formación, en Guadalajara y Monterrey, e busca un tercero en la Ciudad de México. Insiste también en la creación de una Liga Femenil profesional.
Tengo muchas satisfacciones de todo tipo. Es obvio y necesario ponerse a evaluación ante los jefes. No hay molestia ni enojo de ninguna manera
, concluye el técnico, ingresado al Salón de la Fama de Pachuca en 2014.