Ocho llamadas, ocho amenazas de bomba, todas falsas alarmas. Ésa es la cuenta que llevan los estudiantes, maestros y trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Xochimilco, que ayer por la mañana tuvieron que ser desalojados de las instalaciones por octava ocasión en lo que va del año luego de que se diera la alerta de que un aparato explosivo había sido colocado en ellas.

Académicos y alumnos consultados por este medio manifestaron su indignación y molestia por la interrupción de labores. Algunos estudiantes refirieron que en las últimas ocasiones –una el lunes y dos la semana pasada– hubo profesores que se negaron a interrumpir las actividades y que los forzaron a quedarse en el salón pese a la alerta.

Una académica, que prefirió que su identidad no se diera a conocer, dijo que en su salón ni los jóvenes querían desalojar, pues ya están cansados de estas situaciones. Es una tomadura de pelo, opinó.

Como las veces anteriores, un equipo del Grupo Fuerza de Tarea revisó las instalaciones y determinó que no había bomba, así que las labores se retomaron a eso de las once de la mañana, alrededor de hora y media después de que tuvieron que interrumpirse.

Por la tarde, los miembros del Colegio Académico de la UAM manifestaron su absoluto rechazo a las amenazas. El organismo, en el que participan el rector general de la institución, los rectores de las cinco unidades de la UAM, y representantes de estudiantes, académicos y trabajadores de la universidad emitió un comunicado en el que señala que estas acciones atentan contra la universidad pública en su conjunto y por ello no pueden ser ajenas a ningún actor de la sociedad mexicana.

Esta misma semana, el consejo divisional de ciencias sociales de la UAM-X emitió un pronunciamiento en el que solicitó al rector general, Salvador Vega y León, que exija a las autoridades competentes encontrar una solución a estas amenazas.