Afirma que 5% de los mexicanos carecen de los medios mínimos para alimentarse
Reconoce los avances del gobierno al contar con un padrón sobre quiénes deben recibir ayuda
Sábado 27 de febrero de 2016, p. 21
En América Latina y el Caribe 34.3 millones de personas padecen hambre, sin embargo, se considera que esta región es la que más ha avanzado en todo el mundo en su reducción, al caer de una proporción de la población de 14.7 a 5.5 por ciento en los pasados 25 años, informó la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En lo que respecta a la pobreza, el mundo en desarrollo todavía reconoce que más de mil 200 millones de personas siguen viviendo por debajo del umbral de la pobreza, y casi 80 por ciento de ellas se encuentra en zonas rurales.
En América Latina 52 por ciento de la población rural es pobre, y a pesar de que los indicadores globales de pobreza en la región han disminuido en los últimos 20 años, persiste una gran desigualdad entre los países y dentro de ellos.
La FAO aseveró que más de 31.7 millones de personas han superado el hambre en la región desde 1990-92, un promedio de 1.3 millones de personas por año. La mayor parte de esta reducción ocurrió entre los años 2000 y 2008, cuando cerca de 19 millones de personas superaron el hambre.
Esto nos demuestra lo mucho que podemos avanzar en poco tiempo, si los gobiernos le dan prioridad política a este tema
, explicó el representante regional de la FAO, Raul Benítez, destacando que los acuerdos logrados en la Conferencia Regional permitirán avanzar hacia la meta de hambre y malnutrición cero hacia 2025-2030.
Por su parte, el representante de la FAO en México, Fernando Soto Vaquero, destacó el alto compromiso político del gobierno mexicano para erradicar el hambre y la pobreza en el país.
Indicó que México con su Cruzada Nacional contra el Hambre estableció metas muy ambiciosas. México es el único país que tiene una medición multidimensional de la pobreza y esta medición está más cera de la realidad.
Afirmó que sólo 5.0 por ciento de la población mexicana carece de los medios mínimos para alimentarse y vivir dignamente. Pero reconoció que en México existen dos países y la brecha entre ambos es todavía un desafió enorme.
Soto Vaquero dijo: Nuestra lectura del combate al hambre y a la pobreza en México es positiva hacia adelante
.
En los últimos años, dijo, se ha avanzado en la identificación con nombre y apellido con un padrón único de 19.2 millones de mexicanos que padecen algún grado de pobreza. Hay condiciones para que México sepa a qué ciudadanos hay que tocar su puerta. Sabiendo quiénes son y dónde están es factible que los programas sean más efectivos
.
En conferencia de prensa para anunciar la Conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, a realizarse del 29 de febrero al 3 de marzo próximo en la Ciudad de México, dijo que con el Programa de la Cruzada Nacional contra el Hambre, “México ha reconocido que hay parte de su población que tiene una situación de carencia alimentaria y que con la cruzada se colocó metas ambiciosas y eso cuando los problemas son grandes jalan voluntades de toda la sociedad.
Con los datos de la FAO, México no estaría preocupado, porque tiene menos de 5.0 por ciento de su población subalimentada
, y el padrón permite un campo de acción más exitoso para ayudar a esas personas.
Por su parte, Raúl Benítez destacó que durante 2015, América Latina y el Caribe ha cumplido con las metas tanto del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio como de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, al reducir a la mitad respectivamente la proporción y el número de personas que padecen hambre.
Explicó que esto se debe principalmente al gran compromiso político en la región; a los resultados positivos de la combinación de crecimiento económico y el refuerzo de los sistemas de protección social.
La Conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe estará centrada en tres aspectos fundamentales: consolidar los avances regionales en la erradicación del hambre y la malnutrición ; promover la agricultura familiar, los sistemas alimentarios y el desarrollo rural sostenible; fomentar el uso sostenible de los recursos naturales, la adaptación al cambio climático y la gestión de riesgos de desastres.