La virtud de la obra de teatro Los días de Carlitos es que hace recordar a los adultos que fueron niños, más o menos de 11 años, con los primeros sueños de vivir la aventura de tomar de la mano a la niña más bonita del salón o de la cuadra; de esos días en que no se tenía nada que hacer, pero sí toda una vida por delante, expresó en entrevista Adrián Vázquez, autor y actor de este montaje.

Las funciones son los sábados y domingos, a las 13 horas, en La Teatrería (Tabasco 152, Roma Norte). “Los días de Carlitos es una obra infantil para adultos y es un trabajo unipersonal. Es conmovedora y divertida, ha tenido mucho éxito entre el público infantil, pero también la siguen los adultos, porque les hace recordar los momentos más significativos de su vida”.

Narra la historia de un niño que encuentra en el recuerdo la mejor manera para perfeccionar su realidad avasallante.

Carlitos comparte con el público el trato que lleva con su hermano, con su madre, con la niña que le gusta de la escuela, con sus compañeros de clase, con su maestra, con todas las mujeres del mundo. Es capaz de tornar en bella y sana locura todas las situaciones perfectibles en su memoria cuando está solo, porque no hay nadie más hacia quién dirigir sus afectos.

Así, con apenas algunos elementos de utilería, Adrián Vázquez invita a apreciar los momentos de soledad, pues es ahí cuando los recuerdos adquieren belleza y significado.

Complicidad

Vázquez añadió que la historia nació en la escena. “Surgió en 2005, en la Universidad Veracruzana. Lo primero que hice fue construir un personaje al cual le comenzamos a complicar la vida. Nos dimos cuenta de que había muchos referentes personales, como la relación de complicidad que tuve con mi hermano cuando fuimos niños. Esto lo observo ahora en mis hijas, en la manera en que o son cómplices, en cómo se pelean, pero siempre están juntas.

La primera parte de la obra está dedicada a esto último. Luego se habla del primer amor, de toda la adrenalina generada por platicar, por conocer, por descubrir. La última parte toca la introspección. Se muestra cómo es la relación de Carlitos con sus compañeros de escuela. A sus 11 años de edad, Carlitos dirá sus sueños, lo que espera del mundo.

Vázquez precisó que a los 11 años aún se es niño, pero Carlitos ha sido precoz y es divertido. Muchas cosas se le hacen fáciles, pero en los hechos le resulta lo contrario.