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Visita Papal

Autorizó por decreto la celebración de ceremonias litúrgicas en lenguas nativas

Llama Francisco a aprender de indígenas y pedirles perdón
Enviado
Periódico La Jornada
Martes 16 de febrero de 2016, p. 3

San Cristóbal de las Casas, Chis.

El papa Francisco hizo de su presencia una amplia reivindicación de los pueblos indígenas, de quienes, dijo, tenemos mucho que aprender. También llamó a pedirles perdón, y al término de la misa que ofició aquí entregó un decreto por el cual quedan formalmente autorizadas las ceremonias litúrgicas en lenguas indígenas. Con ello, y su posterior homenaje en silencio al Tatic Samuel Ruiz García ante su tumba en la catedral, la iglesia autóctona y la teología india reciben del Vaticano el reconocimiento que por años les fue negado.

Vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas, sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminan, dijo ante millares de indígenas, en su mayoría del Pueblo Creyente. Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir perdón, perdón, hermanos. El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita a ustedes. En cierto modo, llamó a despertar, pues de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma para no sentir el dolor de la injusticia.

Dirigiéndose a la juventud indígena, el papa Prancisco (como pronuncian su nombre los tzotziles, que no tiene el sonido f en su lengua) la llamó a reconocer la dignidad de sus culturas, a que no se pierda la sabiduría de los ancianos. El mundo de hoy, añadió, presa del pragmatismo, necesita reaprender el valor de la gratuidad. Hay un anhelo de vivir en libertad que tiene sabor a tierra prometida, donde la opresión, el maltrato y la desigualdad no sean moneda corriente.

Sin ambigüedades, con un breve salmo bíblico en tzotzil y una mención explícita al Popol Vuh, el papa Bergoglio ofició una misa de dos horas conjuntamente con diáconos y seminaristas indígenas de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, dando las lecturas litúrgicas y los cantos en sus lenguas. ¿El tzotzil como nuevo latín, inaccesible a la también numerosa feligresía no indígena, pero cercano a la gente en sus comunidades? Recordemos que el catolicismo indígena en Chiapas es rural.

Otro pronunciamiento central del papa fue respecto a la violencia y la injusticia que han provocado una de las mayores crisis ambientales de la historia, algo también ligado a los derechos de los pueblos originarios.

Aunque sin la espectacularidad que tuvo su encuentro con los indígenas de Bolivia, su visita a los Altos resultó, dentro de lo posible, un logrado encuentro con los pueblos mayas del sureste mexicano. Lejos ciertamente de su desencuentro con los pueblos nativos de Estados Unidos a su paso por Washington meses atrás, donde canonizó al misionero Junípero Serra, considerado por los indios un genocida y un agente del despojo.

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El Papa encabezó, ante miles de indígenas chiapanecos reunidos en el Centro Deportivo Municipal de San Cristóbal de las Casas, una misa multitudinariaFoto Afp

En el Centro Deportivo Municipal convertido en arena sagrada y prácticamente lleno, la presencia de tzeltales, tzotziles, choles, tojolabales y marginalmente mam y kaqchiqueles es elocuente. Muchos esperaron desde las dos o tres de la mañana; los hubo que apenas seis horas después empezaron a moverse en la cola de ingreso al campo para la misa, mas sin perder el ánimo. No se percibe un ambiente de fanatismo ni de adoración supersticiosa. Sí de alegría. Los zinacantecos, y particularmente las zinacantecas, se dejaron venir por millares, no sólo a la misa; muchos se apostaron desde temprano en el bulevar y la abarrotada avenida Insurgentes, tras de las vallas de hierro; reconocibles y vistosos con sus ropajes bordados en morados y rosas. En cambio los chamulas, los otros vecinos tzotziles de San Cristóbal, casi brillan por su ausencia, siendo quizás la población mayoritaria de esta ciudad y sus alrededores. Sucede que ellos no suelen reconocerse como católicos. Unos en su tierra originaria, a 15 kilómetros de aquí, practican la religión tradicional; otros, en San Cristóbal, hijos del éxodo por persecución religiosa, son protestantes y el Papa les da igual.

Escuchar el Levítico leído en chol por una mujer, o los cantos del coro de Acteal, ampliado; observar la escenografía, la monumental reproducción en bastidores de madera de la fachada de la catedral, la presencia del Cristo Negro de Tila, y al frente palomas coloridas de Amatenango y jaguares de barro que a la distancia parecen perros guardianes. En lo simbólico y en lo real, el acento indígena es inevitable. Tanto que hasta Coca Cola colocó saludos al Papa en (mal) tzotzil. Los contingentes de San Andrés, Chenalhó, Huixtán y El Bosque son grandes. También los que llegaron de distintos puntos de la selva Lacandona. Pero también los hay de Cancuc, Chilón, Las Margaritas, Altamirano, Oxchuc, Tila, Palenque, Chalchihuitán, Simojovel.

Como un Cid Campeador, el Tatic Samuel ganó batallas eclesiásticas. Hasta su marimba predilecta, Las Hermanas Díaz, fue la que armonizó la misa, además de una banda mixe y un megamariachi local.

El mensaje papal de pedir perdón a los indígenas dio en el blanco. Una señora coleta reaccionó ante un televisor callejero al escuchar a Francisco: ¿O sea que le tengo que pedir perdón al señor del mercado, que es tan grosero conmigo?