l ayuntamiento de Madrid, presidido por Manuela Carmena, comenzó una cruzada contra la basura y el estado deplorable de las calles, que son la antítesis de la pulcritud y la limpieza. Uno de los principales compromisos de la nueva alcaldesa, que llegó al poder en mayo tras desalojar al derechista Partido Popular (PP) gracias a una coalición de izquierdas que incluye a Podemos, fue precisamente combatir la suciedad de una capital decadente y en descomposición.

En más de seis meses de nueva administración, la situación sigue igual, para algunos incluso peor, con lo que ante el aumento de las críticas por la falta de iniciativas del gobierno local recientemente se aprobaron varias medidas que van precisamente a favor de combatir el estado de las calles. Una de las ideas que llevan a cabo es la de regalar 38 mil ceniceros portátiles. Se calcula que a diario se tiran en las calles de Madrid más de 64 mil colillas, que además de la basura que generan también suponen un grave problema para el drenaje.

Carmena, una ex juez jubilada que saltó al escenario político recientemente y a sus 72 años proclamó un bando municipal para anunciar esta medida y, al mismo tiempo, concientizar a los vecinos madrileños del mal estado de las calles. Madrid tenía fama de ciudad limpia. Mucho me parece que viene de ese menosprecio de lo público tan constante y repetido durante años. Ese cuestionamiento de lo colectivo nos lleva a sentir que lo que es de todos pareciera que no es de nadie y que no importa entonces ensuciar.

Carmena se gastará este año 215 millones de euros en limpieza, 80 en incinerar y valorizar residuos y 150 millones en recoger desechos de viviendas y locales.

Armando G. Tejeda, corresponsal