Melbourne.

El serbio Novak Djokovic agigantó su leyenda al ganar por sexta vez el Abierto de Australia, título que sitúa su nombre cada vez más alto en la lista de los mejores tenistas de la historia tras aplastar al británico Andy Murray por 6-1, 7-5 y 7-6 (3) para empatar el récord de Roy Emerson.

Un servicio ace culminó el triunfo de Djokovic después de dos horas y 53 minutos de juego contra Murray, quien se convirtió en el segundo hombre que pierde cinco finales de un mismo major, uniéndose a su ex entrenador Ivan Lendl, que cayó en cinco finales del Abierto de Estados Unidos.

Además, el serbio aumentó su cuenta personal a 11 títulos de Gran Slam, incluidos cuatro de los cinco más recientes, para unirse al australiano Rod Laver y al sueco Bjorn Borg en el número cinco de la lista de todos los tiempos.

Este domingo no le hizo falta mostrar su mejor nivel durante todo el curso del partido: le bastó con hacerlo en el primer set e ir apagando después las reacciones de Murray. Su celebración fue incluso algo fría, algo automática, un hábito ya para él.

Djokovic indicó: “Nunca me fío de nada, por más que he ganado cuatro de los últimos cinco Grand Slams, con cinco finales. Es algo fenomenal.

Es un gran privilegio igualar el récord de uno de los más grandes jugadores, añadió, en referencia a Laver, que estaba viendo el partido.

Murray, quien afrontó una serie de distracciones, tras dejar a su esposa embarazada en Gran Bretaña –esperan su primer hijo en febrero– y de que su padre fuera trasladado en ambulancia a un hospital durante el torneo, reconoció la superioridad de Nole. Quiero felicitar a Novak. Seis Abiertos de Australia es un logro increíble. Y lo que ha hecho en el año ha sido de una consistencia fenomenal, agregó.

Las palabras conmovieron al serbio, quien dijo: Sin duda estoy jugando desde hace 15 meses el mejor tenis de mi vida. Todo está yendo bien, en la vida privada también. Fui padre, ya soy marido, tengo una familia... Estoy en un momento de mi vida en el que todo está en armonía.

Djokovic señaló que a pesar de derrotar con contundencia en un mes a sus tres grandes rivales, Rafael Nadal, Roger Federer y Murray, no quiere dejar de pisar el acelerador.

El serbio aseguró, además, que se entrenará más duro porque sabe del hambre del resto de rivales. Y lo explicó con una metáfora: El lobo que está subiendo la colina y corriendo por la montaña está más hambriento que el que está ya arriba.

Le preguntaron qué tan hambriento está el lobo por ganar Roland Garros, el único que le falta en su palmarés.

Está muy hambriento, pero el lobo tiene que comer muchas comidas diferentes antes de París. París es el postre, respondió.

Murray se quedó en la Arena Rod Laver para ver jugar a su hermano mayor, Jamie, quien ganó el título de dobles masculino con Bruno Soares, primer brasileño que le dio un par de coronas a su país en Australia, pues también ganó el de mixtos con la rusa Elena Vesnina.