Los egresados tienen conocimientos de nivel doctorado; muchos laboratorios pelean por ellos
Los alumnos reciben trato especial, tienen contacto directo con prestigiosos científicos nacionales y extranjeros; en el último año salen del aula a realizar investigación, explica Esperanza Martínez Romero
Miércoles 27 de enero de 2016, p. 2
A 12 años de haber iniciado, la licenciatura en ciencias genómicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se ha consolidado como una de las carreras de más alto nivel académico tanto en México como en el mundo.
Los egresados de estos estudios de pregrado alcanzan conocimientos de nivel de doctorado, por lo que son considerados para ingresar a plazas u obtener becas en laboratorios nacionales y del extranjero. La carrera comenzó en agosto de 2003 y ha sido un éxito educativo. Nuestros alumnos salen muy bien preparados, podría decir que muchos laboratorios se pelean por tenerlos
, aseguró Esperanza Martínez Romero, coordinadora de la licenciatura que se imparte en el Centro de Ciencias Genómicas y el Instituto de Biotecnología, con sede en Cuernavaca, Morelos.
En entrevista, la científica indicó que la genómica es una ciencia nueva, de apenas 21 años, pero en esa breve etapa se han logrado avances significativos, pues se empezó con el aislamiento del gen de una bacteria y hoy día se conoce incluso el genoma humano.
Los retos son varios, ya que ahora la comunidad científica debe indagar cómo se expresa ese genoma, qué más hace, cómo se integra, cuál es su relación con genes de bacterias, microbios, otros organismos y hasta con las experiencias que vive cada individuo, éstas también pueden modificar la expresión del genoma
.
El objetivo de la licenciatura, precisó, es enseñar a los jóvenes a detectar y leer el genoma, comprenderlo y obtener beneficios a partir de su estudio.
Se trata de una carrera pequeña, a la que cada año ingresan en promedio 20 jóvenes, pero con muy baja deserción. El ingreso es indirecto: en primer lugar los aspirantes son seleccionados en el examen de ingreso a la UNAM, en particular para cursar una licenciatura científica; posteriormente presentan su solicitud para entrar en ciencias genómicas, después se les aplica una nueva prueba y se les imparte un curso propedéutico de una semana.
Con base en ello, se selecciona a los mejores. “Regularmente sólo se queda uno de cada 10. Estos procesos nos ayudan a detectar si los alumnos son aptos, si van a funcionar y podrán con la carrera.
“Se trata de una carrera pequeña, porque las clases las dan los mismos investigadores; no tenemos una capacidad tan granpara impartir cátedra de manera masiva. El éxito es precisamente por eso, pues el intercambio entre académicos y estudiantes es muy personal, el alumno recibe un trato especial, tiene contacto directo con los científicos nacionales y extranjeros de muy alto nivel; debe hablar inglés, porque es el idioma de la ciencia. El último año (son ocho semestres) es sui géneris, porque la formación ya no es en el aula, mandamos a los jóvenes a realizar investigación en cualquier laboratorio de México o de otro país”.
Martínez Romero agregó que lo que se enseña a los alumnos es leer los genomas, que puedan entrar en la base de información genómica, sumergirse en ella y extraer el conocimiento; que responda preguntas como ¿por qué algún individuo es así (con base en su genoma)?, ¿que susceptibilidad tiene a determinadas enfermedades?, ¿cómo regularlo de tal foma que un ser vivo se pueda desarrollar?
La investigadora aseveró que los avances en esta disciplina son tales que en un lejano futuro podrán desarrollarse procesos para evitar mutaciones que generan enfermedades e incluso hábitos no del todo favorables para las personas.