El mundo está cambiando y la educación debe cambiar también. Esa es una de las premisas del libro Replantear la educación: ¿hacia un bien común mundial?, de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), presentado ayer en México.

El prólogo plantea que en las primeras décadas del siglo las sociedades de todo el planeta experimentan profundas transformaciones, y ello exige nuevas formas de educación que fomenten las competencias que las sociedades y las economías necesitan hoy día y mañana. Esto significa ir más allá de la alfabetización y la adquisición de competencias aritméticas básicas y centrarse en los entornos de aprendizaje y en nuevos enfoques que propicien mayor justicia, equidad social y solidaridad mundial. La educación debe servir para aprender a vivir en un planeta bajo presión. Debe consistir en la adquisición de competencias básicas en materia de cultura, sobre la base del respeto y la igual dignidad, contribuyendo a forjar las dimensiones sociales, económicas y medioambientales del desarrollo sostenible.

Nuria Sanz, representante de la Unesco en México, Sylvia Schmelkes, presidenta del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, y Otto Granados, subsecretario de Planeación y Evaluación de Políticas Educativas de la SEP, fueron los encargados de presentar el texto.

Schmelkes, quien fue parte del equipo de expertos a los que la Unesco encargó la elaboración de este informe, explicó que la preocupación principal planteada en el libro es el desarrollo sustentable. No se refiere sólo al asunto ecológico, sino a un mundo donde la justicia social y el desarrollo económico sean la guía del crecimiento.

El texto integro.