Opinión
Ver día anteriorSábado 16 de enero de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
México SA

Convergen dólar y petróleo

Se desmorona el peso

Barril a precio de 2003

C

on peligrosa rapidez los precios del billete verde, cada día más elevado, y del barril petrolero, cada día más bajo, a punto están de converger en la cota de los 20 dólares, mientras los sempiternamente serenos funcionarios del sector económico-financiero mantienen el discurso de que todo marcha sobre ruedas, e incluso se dan el temerario lujo de garantizar que México está lejos de una crisis económica (la tesis del catarrito de nueva cuenta en marquesina).

En tan sólo dos semanas, las primeras del recién estrenado 2016, el precio del billete verde se incrementó alrededor de 5 por ciento en ventanillas bancarias (de 17.70 al cierre de 2015 a 18.55 pesos ayer, y contando), mientras que el correspondiente al barril petrolero de exportación marca Pemex se desplomó casi 25 por ciento (de 27.37 a 20.70 dólares en el mismo periodo, y descontando).

Miles de millones de dólares en reservas internacionales se han quemado con el fin de garantizar orden y liquidez en el mercado cambiario, y sí: líquida y ordenadamente el tipo de cambio del dólar cabalga por la pradera especulativa, seguido a pie y cada más lejano por el deteriorado peso, mientras los comerciantes ya amenazan con una escalada de precios, pues buena parte de los insumos por ellos ofrecidos son de importación. Por el lado petrolero nacional, de la mano van roto y descosido, pues a la caída en la producción y el menor volumen exportado se les ha unido el desplome del precio, que ha llegado a un nivel no reportado desde casi 13 años atrás.

Pemex, de forma por demás temeraria, afirma que el actual precio del barril de exportación sigue siendo rentable para el país, pero paralelamente decidió regresar al Estado 95 pozos petroleros que le fueron adjudicados en la ronda cero, porque no tiene con qué hacerlos producir, al tiempo que reduce sustancialmente sus actividades físicas en la exploración y perforación de pozos como en la productividad de cada horadación (La Jornada, Israel Rodríguez), y lo hará aún más en la medida que descienda el precio del barril.

La información referida detalla que acompañado de una caída en la producción de 10 por ciento en lo que va del actual gobierno, la ahora empresa productiva de Estado redujo el número de equipos de perforación en exploración y desarrollo de pozos en 47 por ciento, al caer de 136, que había en 2012, a 72 en 2015, de acuerdo con los más recientes indicadores de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). El número de pozos perforados también sufrió un desplome de 84 por ciento, al descender de mil 290 en 2012, primer año del actual gobierno, a solamente 206 registrados hasta el tercer trimestre del año pasado, según los datos más recientes. La productividad de los equipos, que en su mayoría renta Pemex, también tuvo un importante retroceso, al pasar de un promedio de 9.5 pozos perforados por equipo en 2012 a 2.8 pozos en promedio al cierre del tercer trimestre del año pasado. Las áreas de influencia por cada equipo de perforación también registró una importante contracción, pues mientras que en 2012 cada equipo de perforación abarcaba una extensión promedio de 22.2 kilómetros ahora en 2015 cayó a 9.6 kilómetros cuadrados.

Por otra parte, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria advirtió que si el petróleo lograra venderse a 25 dólares por barril en este año y el tipo de cambio se mantuviera en 18 pesos, los ingresos petroleros que obtendría el gobierno federal equivaldrían apenas a 1.42 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país. Si a dicho porcentaje se le agrega 0.47 por ciento del PIB por las coberturas petroleras, entonces en total se esperaría una recaudación de 1.89 por ciento del PIB, cifra más de medio punto porcentual por debajo del 2.5 por ciento del PIB prevista en la Ley de Ingresos de la Federación 2016 (La Jornada, Susana González).

El organismo proyectó otros dos escenarios: el que plantea un tipo de cambio de 17 pesos por dólar y el precio del petróleo a 30 dólares por barril, con lo que la recaudación petrolera sólo llegaría a 1.63 por ciento del PIB; y otro, con un tipo de cambio de 16 pesos y 35 dólares el barril de petróleo, de tal suerte que los ingresos petroleros del gobierno federal serían equivalentes a 1.81 por ciento del PIB. Con coberturas petroleras la recaudación sería de 1.98 y 2.06 por ciento del PIB, respectivamente (ídem). Y apenas arranca el año.

Venezuela es otro país petrolero en donde, por el desplome de los precios del crudo, ya no sienten lo duro sino lo Maduro, pues el presidente de aquella nación decretó el estado de emergencia económica que se prolongará por 60 días, cuando menos, y que implica una serie de medidas para proteger al pueblo, destinadas no sólo para superar la coyuntura difícil, sino para ponernos en una mejor condición para construir una nación productiva, independiente e incluyente, al tiempo que permitirían asegurar a la población el disfrute pleno de sus derechos y el libre acceso a bienes y servicios fundamentales, e igualmente mitigar los efectos de la inflación inducida, la especulación, el valor ficticio de la divisa, el sabotaje a los sistema de distribución de bienes y servicios, así como también contrarrestar las consecuencias de la guerra de los precios petroleros que ha logrado germinar al calor de la volátil situación geopolítica internacional actual, generando una grave crisis económica, de acuerdo con el anuncio del vicepresidente de Economía Productiva, Luis Salas.

El citado decreto prácticamente es un compendio de decisiones administrativas y de buenas intenciones que difícilmente resolverá los graves problemas económicos venezolanos (derivados, en buena medida, del desplome de los precios petroleros, de los que la nación depende en grado sumo, y de la llamada guerra no convencional declarada por la derecha recalcitrante), pero lo rescatable, aunque probablemente irrealizable, es la decisión de adoptar todas las medidas necesarias para garantizar el acceso oportuno de la población a alimentos, medicinas y demás bienes de primera necesidad. Sin embargo, el propio Nicolás Maduro resumió la realidad: no hay otro camino sino recuperar los precios petroleros.

Las rebanadas del pastel

En España a los mexicanos corruptos los enchiqueran, como en el más reciente caso de Humberto Moreira. En México a los españoles corruptos les dan concesiones carreteras, eléctricas, gaseras, petroleras, bancarias, etcétera, etcétera y hasta los hacen testigos de boda, como en la boda de Martita y Vicente.

Twitter: @cafevega