16 de enero de 2016     Número 100

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

El TPP, ¿un mega TLCAN de consecuencias
destructivas para México?

Daniel Villafuerte Solís Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica  [email protected]

En el marco del 99 aniversario de la promulgación de la Ley Agraria del 6 de enero de 1915, el presidente Enrique Peña Nieto ratificó que promovería una “profunda reforma al campo”, que estaba en proceso de elaboración y que pronto se enviaría al Congreso.

Todavía estaban frescas las llamadas reformas estructurales en materia educativa, hacendaria, energética, telecomunicaciones y demás, producto del Pacto por México. Sin embargo, a la vuelta de dos años de la anunciada “reforma profunda” al campo mexicano, todavía no hay luces. ¿Cuál es la razón? Una explicación plausible tiene que ver con el clima político generado por el paquete de reformas estructurales, una “razón de Estado” en la que no cabría una reforma adicional, sobre un tema altamente sensible del que dependen directamente siete millones de productores.

Sin embargo, en paralelo se estaba en la última fase de negociación del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, en inglés), que tras cinco años de negociación fue aprobado el 5 de octubre de 2015, en Atlanta, Estados Unidos. ¿Se encuentra oculta la reforma al campo en el TPP?

Varios analistas han calificado al TPP como el acuerdo más letal para economías como la mexicana, más que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que aurrinó a un amplio sector de campesinos y pequeños y medianos productores, muchos de los cuales ahora trabajan en Estados Unidos como jornaleros indocumentados. Se trata de un acuerdo que involucra a 12 países (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y Estados Unidos), la mayoría con mayor nivel de competitividad que México, por lo cual el país se verá en desventaja para venderle a Estados Unidos.

Es necesario leer con detalle los 30 capítulos que integran el TPP para dimensionar los impactos que tendrá sobre los países menos competitivos, en especial para México. Sin embargo, desde ahora se puede adelantar algunos aspectos.

El sector alimentario, el más golpeado por el TLCAN, con el TPP sufrirá un nuevo embate. Para contextualizar, recordemos rápidamente algunas cifras proporcionadas por el Banco de México: en 2014 el saldo de la balanza de productos agropecuarios y agroindustriales reportó un déficit para México de dos mil 593 millones de dólares, un valor equivalente al 40 por ciento del presupuesto asignado el mismo año a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Las cifras de las importaciones por rubros son aterradoras: entre 2010 y 2014, las importaciones de leche, lácteos, huevo y miel crecieron en 57.7 por ciento, para quedar en 2014 por arriba de los dos mil millones de dólares; las de carnes y despojos comestibles crecieron en 42.5 por ciento, para sumar cuatro mil 596 millones de dólares en 2014; los cereales aumentaron en 31.6 por ciento, de manera que en el 2014 la cifra fue de cuatro mil 259 millones de dólares; las oleaginosas crecieron en 15.3 por ciento. Los cuatro rubros sumados pasaron de diez mil 751 millones de dólares a 14 mil 342 millones, un aumento de 33.4 por ciento.

En el ámbito de la producción de leche y carne, México tendrá mayores dificultades por el hecho de contemplarse, al inicio del TPP, el establecimiento de cupos libres de aranceles, como se puede ver en el apéndice 2 A, B y C, mediante los cuales Australia, Brunei, Canadá, Japón, Nueva Zelandia, Singapur y Vietnam podrán vender a México leche y lácteos, leche en polvo, leche evaporada, leche condensada, mantequilla, quesos, productos preparados a base de lácteos, aceite de palma y aceite de almendra.

Como se sabe, Australia, Canadá y Nueva Zelanda son países que cuentan con un sector ganadero, lechero en particular, muy desarrollado, en comparación con los niveles de producción y productividad de México. En el caso de la producción de aceite de palma, Malasia es líder mundial; en esta materia el sur de México, en particular Chiapas, se verá afectado. Los granos básicos, en particular maíz y arroz, también quedarán desprotegidos.

Por otra parte, en el TPP hay varias referencias sobre el acceso al conocimiento tradicional asociado a los recursos genéticos que puede ocurrir mediante contratos entre usuarios y proveedores. Este tema está vinculado al capítulo que se refiere a propiedad intelectual, en particular el artículo 18.16, que reconoce los sistemas de propiedad intelectual y los conocimientos asociados a recursos genéticos cuando estén relacionados con los sistemas de propiedad intelectual. Evidentemente involucra a amplios sectores de población indígena asentados en áreas de alta biodiversidad. Esta parte también se relaciona con el capítulo 20, sobre medio ambiente, en particular el artículo 20.18, que habla de promover el comercio y la inversión en bienes y servicios ambientales.

En lo relativo a inversión, estipulado en el capítulo 9, los artículos 9.4, 9.5 y 9.6 establecen trato nacional a la inversión extranjera, así como la cláusula de trato de nación más favorecida, mediante el cual se aplica el principio de “un trato no menos favorable que el que otorgue a sus propios inversionistas”, lo que en un contexto de asimetría como el del TPP resulta una seria desventaja para México. Estas disposiciones están en concordancia con el artículo 9.7 que se refiere a “expropiación e indemnización”, que obliga a México a no expropiar o nacionalizar una “inversión cubierta”, y si ésta ocurre, sólo será por un propósito público, que deberá hacerse con el debido proceso, sin demora y a valor de mercado.

Estos son algunos ejemplos sobre las implicaciones del TPP en México. Son muchas las interrogantes que deberán ser respondidas y analizadas por los sectores involucrados. Es un proyecto de grandes alcances que vendrá a reposicionar a Estados Unidos en el concierto geopolítico y geoeconómico en el ámbito global, con implicaciones específicas para China y Rusia, y que de paso golpeará a todo el bloque de los BRICS (mercados emergentes) y vendrá a reconfigurar el regionalismo en America Latina.


Negociado por corporaciones, el TPP
es violatorio de múltiples derechos


Jorge Witker: "Los productores del campo deben movilizarse y frenar el TPP".
FOTO: Lourdes Rudiño

Lourdes Rudiño

La secrecía de sus deliberaciones y el contenido de sus 30 capítulos, en particular lo relativo a temas sensibles –como la propiedad intelectual, los subsidios y la competencia- evidencian que el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP) fue negociado entre corporaciones privadas y públicas y no entre Estados, y resulta “terrorífico”, implica desmedro de muchos sectores de la economía mexicana, incluido el agro, y violatorio de derechos humanos básicos, como es el derecho al trabajo, a la tierra, a la salud y a un medio ambiente sano, afirmó Jorge Witker, doctor en derecho por la Universidad Complutense de Madrid e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Hizo un llamado a los senadores de la República a estudiar el TPP y frenarlo, y consideró que la sociedad civil, en especial los agricultores, deben movilizarse en rechazo al Acuerdo.

Dijo que el TPP es un instrumento de carácter geopolítico que “viene a plantear un esquema bipolar en el comercio internacional, con la clara intención de aislar a China y a las BRICs (economías emergentes), que ofrecen por lo menos un modelo alternativo al neoliberal vigente”. Con el TPP, la gran potencia que es Estados Unidos busca replantear con una perspectiva unilateral los asuntos y problemas sensibles que están estancados en la Organización Mundial de Comercio (OMC); así, la Ronda de Doha, que incorpora las demandas de países emergentes, incluidas algunas en favor del medio ambiente y de menores subsidios agrícolas, y que expresa ciertos rasgos de comercio internacional vinculado al desarrollo, se debilitará aún más.

“Y es que al ingresar China en 2001 a la OMC, querámoslo o no, hizo equipo en aquella época con los BRICS, y hubo un cambio en la correlación de fuerzas de la OMC: los temas que habían estado planteando los países emergentes con bastante debilidad o precariedad (reducción de subsidios agrícolas de países desarrollados, los problemas de las prácticas desleales y la propiedad intelectual) se incorporaron en la Ronda de Doha, pero en 2008 Estados Unidos expresó abiertamente su interés de incorporarse al TPP –entonces conformado por Brunei, Nueva Zelanda y Singapur y por un solo país de América, Chile-, y busca plantear en ese foro los temas estancados de la OMC, pero ahora con una perspectiva unilateral”.

En entrevista, Jorge Witker –quien en el pasado defendió a los porcicultores ante prácticas desleales de Estados Unidos, en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)- analizó los temas sensibles presentes en los capítulos del TPP.

A diferencia del Acuerdo Sobre Agricultura (ASA) de la OMC, donde se plantean discriminaciones, apoyos, uso de salvaguardas, aranceles, etcétera, y regímenes especiales para países emergentes, y a diferencia de la forma en que la Unión Europea protege a su sector agropecuario en acuerdos comerciales, el TPP ignora en absoluto la vinculación de este sector con la soberanía alimentaria, con los recursos naturales y con sus efectos sociales, y menciona a los productos del campo uno por uno, manzana, leche, maíz, trigo, etcétera, de una forma similar a cualquier otro producto manufacturado como televisores o refrigeradores. “A la fuerza someten a la agricultura a las reglas de las mercancías tradicionales, asunto que ha sido un gran cuello de botella en las negociaciones de la OMC”.

Al respecto recordó sin embargo que ya el Tratado de Libre Comercio de América del Norte demeritó la importancia del agro. “Fue el primer tratado Norte-Sur que se hizo atendiendo los criterios sólo del Norte. El TLCAN entregó la agricultura prácticamente”.

Por otro lado, dijo, lo que plantea el texto del TPP sobre buenas prácticas comerciales se enfoca claramente a entregar el mercado a las corporaciones tanto privadas como públicas, tales como la Corporación Agrícola Japonesa (CAJ), que es una especie de Conasupo que controla todos los granos en Japón y que obviamente fue la que defendió en el TPP los cultivos estratégicos nacionales, arroz y trigo; igual ocurrió con otra empresa estatal monopólica de Nueva Zelanda que controla la leche. Por parte de México se puede decir que los intereses defendidos en el TPP son los de Cargill, Maseca, incluso los de Monsanto.

Es un hecho que los Estados –que son los que negocian en la OMC- dieron paso a las empresas en las definiciones del TPP y por tanto este Acuerdo no implica libre competencia. Un ejemplo es el capítulo relativo a las compras de gobierno, que exige que las empresas estatales que aún hay en la región (del TPP) se ajusten a la racionalidad del sector privado. El TPP habla de competitividad pero no de libre competencia; en ninguna parte del texto se habla de sanciones o límites a los monopolios y oligopolios. “No hay nada contra Cargill que impone precios, ni contra la CAJ o el monopolio lechero neozelandés, ni una palabra sobre eso. Esto muestra por qué se negoció en secreto”. En este sentido el TPP contrasta con el Tratado que tiene Chile con Corea, que es el único, al menos de América Latina, que tiene una cláusula que advierte que cuando las exportaciones deriven de una empresa con posición dominante en el mercado, el país huésped, que recibe los productos, tiene derecho a plantear reclamaciones.

Respecto del capítulo de propiedad intelectual, destacó que el TPP amplía a 15 años los derechos de monopolio de las patentes de las medicinas biológicas y químicas. En América Latina hoy duran esas patentes entre cinco y diez años; con el TPP podrán extenderse hasta 15 años, y además luego de eso el dueño de la patente podrá autorizar o rechazar la petición de quien quiera producir genéricos, consideración ésta que resulta absurda. “Eso es violatorio de derechos humanos, al derecho a la salud. Es un golpe tremendo a los países pobres y economías emergentes”.

Entonces, considerando que en los sectores agropecuario y farmacéutico dominan las grandes corporaciones privadas y casi todas monopólicas, “sucede que ni siquiera va a haber buenos precios para los consumidores, y el TPP no habla de prácticas desleales”.

El TPP además es violatorio de la Constitución, al afectar derechos humanos como el derecho a la tierra, al trabajo, al amparo, los derechos indígenas entre otros. En sus artículos sobre “derechos de particulares”, el acuerdo prevé por ejemplo la posibilidad de que inversionistas extranjeros interesados en recursos energéticos despojen a los dueños de las tierras y les inhibe a estos últimos el derecho a reclamar.

El especialista destacó por otra parte que Estados Unidos ha sido claro al expresar sus intereses comerciales en el TPP; son dos: el agro, pues plantea la meta de incrementar sus exportaciones sectoriales, y los servicios, esto es lo relativo a laboratorios farmacéuticos, propiedad intelectual, y otros. Las manufacturas no le interesan, pues le conviene que estén en manos de países como Japón o Vietnam –este último con cien millones de habitantes, un ingreso bajísimo y salarios de hambre-; por eso no habla de cadenas de valor, sino de suministro, e implica una aceleración de intercambio en este ámbito, lo cual afectará a los productores mexicanos de textiles, zapatos y juguetes, que ya sufren; “con esto van a desaparecer”.

Dijo que hay hay expectativas de que el TPP avance en su aprobación y ratificación por los Poderes Legislativos de los países miembros, pero dado que Estados Unidos vive un periodo electoral lo más probable es que el proceso allí se retrase por lo menos hasta enero  de 2017, cuando entre en función su nuevo presidente. Mientras tanto, el Senado mexicano debe estudiar el Acuerdo y darse cuenta de que todas sus implicaciones son negativas para la sociedad mexicana, y por tanto no debe ratificarlo. Y las organizaciones civiles deben manifestarse, en particular las de productores agrícolas, quienes serían de los más afectados por el TPP.

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