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El agro mexicano, en desventaja Lourdes Rudiño El Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP) es un acuerdo entre países que no aplican el mismo estilo de política económica. Uno puede observar cómo varias naciones ejercen un proteccionismo selectivo muy evidente, y eso es particularmente claro en lo que se refiere al agro. La mayor parte de medidas proteccionistas, de subsidios hacia sus campesinos o sector agrícola ocurre justamente en Estados Unidos y Japón, y mientras, en países como Australia y Nueva Zelanda hay una política de fomento económico muy marcada. No es por tanto un asunto menor que México firme un acuerdo comercial cuando no hay las bases de competencia económica equitativas que se requieren. José Luis de la Cruz Gallegos, director del Departamento de Economía y Finanzas y del Centro de Investigación en Economía y Negocios de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, afirmó lo anterior y destacó un agravante: “esos países no sólo están preocupados por fortalecer la parte de producción primaria de bienes agrícolas, sino que apoyan el valor agregado por medio de agroindustrias muy poderosas, en donde han realizado fuertes inversiones y tienen patentes. México entra a competir sin esas fortalezas, y en realidad esto es algo similar a lo que ocurre en casi todos los sectores económicos de México”. Además está el horizonte de tiempo. Esos países competidores llevan aplicando políticas proteccionistas o de fomento económico hacia sus empresas desde hace décadas, no es algo nuevo. Han construido esa fortaleza mientras los sectores agrícola y agroindustrial de México todavía tienen comportamientos que van a la zaga. Mucho del sector agrícola es de autoconsumo, mientras que las zonas agroindustriales que tenemos, algunas muy fuertes, están muy concentradas. Es importante considerar esas asimetrías pues hay que tener muy claro el desafío que va a enfrentar México en el TPP, comentó. Un resultado claro de la apertura de México se observa con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); el agro ha sido un sector perdedor. Una evidencia es que México está estancado en la producción per cápita de los 15 principales cultivos y productos, como maíz blanco, frijol, trigo, tomate, arroz, huevo, leche, y otros, desde 1980. “Esto nos plantea que el desafío que tenemos es el de aumentar la producción”. En particular en el área agroindustrial, lo que tenemos en el TPP es que hay dos competidores muy formidables, adicionales a lo que es hoy el TLCAN, Australia y Nueva Zelanda. Para darnos una idea, Australia tiene un superávit comercial con China de más de 30 mil millones de dólares, mucho cimentado en su sector agroindustrial y también en algunos productos minerales, y de igual manera Nueva Zelanda tiene una relación comercial positiva frente a China en estas áreas, señaló De la Cruz. Entonces a ese TLCAN que no nos ha dado los resultados productivos que se habían deseado en el sector agrícola y en la parte agroindustrial, ahora se agrega la competencia de dos economías especializadas en esa área, y aunque se les pusieron ciertos límites, ciertos cupos a las exportaciones que van a poder realizar a México, gradualmente se va a ir flexibilizando la apertura, y dentro de 16 años se dará la liberalización total. Los 16 años suenan como un periodo largo, pero no será tal si México no toma las medidas adecuadas para afrontar esa competencia, advirtió el especialista. El sector agrícola resulta icónico, pues de manera muy clara no fue favorecido por el TLCAN, pero de igual forma ocurrió con el sector textil, el del calzado, la industria del cuero, y en menor medida, pero igualmente marcado, en algunas partes de la industria metal-mecánica. Ahora con el TPP ese riesgo se amplifica. La gran estrella del TLCAN es el sector automotriz y aun ese va a enfrentar desafíos porque se redujo el contenido regional forzoso. Esto es que el área del TLCAN requiere u obliga actualmente a que el contenido regional de las autopartes esté por arriba de 60 por ciento, es decir que se fabriquen en Estados Unidos, Canadá y/o México con más de ese porcentaje, pero con el TPP y por presiones de Japón se reducirá a sólo 45. Esto implica que se va a enfrentar una competencia con un país que es especialista en autopartes, Japón. Hay un riesgo de que la integración productiva en el sector automotriz disminuya. Y las industrias electrónica, de computación, de maquinaria y equipo médico van a enfrentar la competencia de países como Vietnam, Singapur, Malasia, muchos de ellos vinculados con China, donde puede triangularse este tipo de comercio, aun cuando China no sea parte del TPP. “México va a tener que enfrentar ese otro desafío, que es cómo evitar la triangulación vía China, pues por ejemplo Singapur comparte con ese país una zona económica especial. Sectores como electrónica, maquinaria y equipo y equipo eléctrico enfrentarán esta situación”. José Luis de la Cruz afirmó: “al final del día, el gran reto de México es hacer crecer su economía y ello implica tener mayores capacidades productivas. Con o sin TPP, México tiene que enfrentar el reto de generar mayores condiciones productivas internas. Pero el TPP pone presión. Si no fortalecemos esas condiciones de manera rápida, al final la competencia se va a exacerbar, le vamos a dar entrada muy rápida a algunos países que son especialistas en áreas fundamentales para México, en áreas industriales de manufacturas estratégicas”. La alternativa de México de no participar en el TPP era algo posible, comentó; lamentablemente mucho del comercio mexicano está condicionado a las estrategias de comercio exterior de Estados Unidos. Eso es el elemento que acaba presionando a que nuestra economía también se vea involucrada o entre a esta firma de acuerdos. Por tanto, si bien es cierto que México pudo tomar la decisión de quedar fuera, el hecho de que ya tenga comprometida gran parte de su plataforma de exportación con Estados Unidos, obliga a nuestro país a insertarse en esas decisiones, a no quedarse afuera. “Esto es lo malo de tener una dependencia económica, industrial y exportadora hacia Estados Unidos”. -En México, los productores de pequeña escala se confrontan a temas como transgénicos, al tiempo que las empresas promotoras de esta tecnología insisten en su siembra. ¿La firma del TPP hace más vulnerables a los campesinos en situaciones como esta?, se le preguntó. -Me parece que sí, porque los expone a una competencia en donde, si no se hacen las adecuaciones necesarias, corren el riesgo de perder terreno frente a grandes empresas productoras del sector agrícola, y que esto vaya minimizando todavía más la presencia de este tipo de productores, de bienes agrícolas orgánicos o donde no hay la presencia de transgénicos o tecnologías propias de la agricultura de gran escala. “Me parece que la competencia nos puede llevar a correr el riesgo de ver minimizada la posición campesina por la desaparición de algunos productores o por disminución de su poder económico, además de que, al ser pequeños, está más pulverizada su presencia. Esto es algo que debe considerarse porque puede conducir a una presencia en el mediano y largo plazo de productores mucho más industrializados, en particular de los que gustan de transgénicos conforme se vaya diluyendo la oposición a esta tecnología”. Una de las debilidades del país es que no hemos desarrollado a nuestros productores y a sus empresas y al final debemos enfrentar la competencia de grandes empresas trasnacionales foráneas. Si México quiere aprovechar los acuerdos comerciales, debe evitar cometer el mismo error de antaño. Debemos fortalecer nuestra producción interna, y evidentemente la agrícola y agroindustrial, concluyó De la Cruz. Análisis contrastantes del Si bien han sido escasas las reacciones de las organizaciones campesinas y de productores agrícolas ante las negociaciones del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), las registradas por los medios de comunicación dan evidencia de una polaridad. Por un lado están las que, como El Barzón Nacional y la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), opinan que este tratado no servirá –como no han servido otros tratados- para mejorar la condición económica y social del país ni para fortalecer a los sectores productivos, mucho menos al campo, y hay otras, básicamente el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), que consideran que este acuerdo de 12 países será positivo pues fundamentalmente abrirá camino a las exportaciones a Japón. Aunque cabe destacar dos factores: uno, que el CNA tiene entre sus representados a corporaciones nacionales y trasnacionales, como Maseca, Cargill y Monsanto, que son ganadoras históricas de los acuerdos comerciales internacionales, con resultados de mayor concentración, y dos, que el CNA modificó su opinión sobre el TPP de manera muy drástica a medida que se daba la negociación. En principio, su visión fue crítica (así se observó hasta inicios de octubre de 2015) y días después de concluido el acuerdo aplaudió su contenido. Según una nota publicada por El Financiero el 6 de octubre, Benjamín Grayeb, presidente del CNA, advirtió que los productores de leche, café, azúcar y manzana resultarían afectados con la entrada en vigor del TPP. La nota decía: “Detalló que de nada beneficia a los empresarios del campo nacional que ingresen a México productos importados que ellos cultivan y producen, pero dijo que buscarán ser más competitivos y aumentar su producción, a fin de mitigar la afectación que se podría tener con el TPP”. Grayeb dijo entonces que, como país, México había planteado una ventana estacional para el acceso de manzana de Nueva Zelanda, “pero ellos no aceptaron ese trato”; también dijo que México se había atorado en las negociaciones en cuatro productos, leche, azúcar, café y la propia manzana, y aun cuando en el sector de lácteos se logró que no se diera una apertura total y se establecieron cupos, los productores nacionales enfrentarían complicaciones. Para el 27 de octubre, en el Foro Global Agroalimentario 2015, en Guadalajara, y según reportó una nota de El Economista, Benjamín Grayeb hizo un balance global del TPP y se enfocó en las ventajas para el sector agroalimentario mexicano; lo hizo con una visión estrictamente comercial. Una de las ventajas más importantes, dijo, es el acceso a Japón, “porque con todos los países de América que participan en el TPP ya tenemos un tratado comercial”. Afirmó que el sector agroalimentario había sido “bien cuidado” por los representantes del gobierno no obstante la complejidad de la negociación y el número de países participantes. Consideró que México se beneficiará en jugo de naranja, carne de res y de cerdo, arroz y varios frutales, aunque reconoció que uno de los temas sensibles es el de los lácteos, en el que se negociaron cupos acotados agregados (que se incrementarán paulatinamente) para Australia y Nueva Zelanda. El presidente del CNA destacó “otro de los grandes logros para México”: el respeto a las 16 denominaciones de origen del país, entre las que destacan tequila, mezcal, charanda, chile habanero, bacanora, café de Chiapas y una clase de mango Ataulfo. En el punto extremo, la ANEC ha hecho públicas críticas al TPP, como se observa en un artículo de Víctor Suárez, director ejecutivo de esta asociación, publicado en este número del suplemento. Y El Barzón Nacional, dirigido por Alfonso Ramírez Cuellar, expresó por su parte que es una falacia la promesa gubernamental de que entraremos en contacto con 700 millones de consumidores (la población de los países socios del TPP). En la actualidad los tratados que tiene implementados México “ya nos permiten llegar a más de 500 millones de consumidores, sin embargo la debilidad de la planta productiva nacional, la poca inversión en innovación tecnológica y elaboración de patentes, agravada por todos los problemas de inseguridad y la existencia de una estructura monopólica y oligopólica en la mayor parte de los mercados nacionales han impedido que nuestro país llegue a niveles mayores de desarrollo con la firma de tratados comerciales”, según expresó El Barzón en un comunicado de prensa. México tiene hoy día en operación 11 Tratados de Libre Comercio con 46 países, 32 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) con 33 países y nueve acuerdos de alcance limitado (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial) en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi). Para El Barzón, “el TPP no será ninguna panacea. Por el contrario afectará de manera severa a los productores de leche, arroz, trigo, carne y profundizará la dependencia alimentaria de México además de llevar a la destrucción y a la quiebra a miles de productores y regiones de distintas partes del país. Al igual que en el TLC el sector agropecuario será uno de los más afectados pues tanto en leche, como en arroz y trigo nuestro país ha sufrido el desplome de su producción y nos ha convertido en un país absolutamente dependiente de las importaciones. El TPP y las condiciones sobre las cuales se realizará la apertura total de la desgravación de aranceles nos llevará a la práctica desaparición de los productores pequeños y medianos que se encuentran aún ligados a estos productos y a estas regiones del país”. De acuerdo con El Barzón, México no tiene el reto de firmar tratados, pues ya cuenta con suficientes, el problema real que tiene el país “es el abandono en que se encuentra la planta productiva nacional para poder aprovechar la relación comercial con otros países”. “El gobierno mexicano está sobrevalorando los supuestos beneficios que se conseguirán con la firma del TPP. A 20 años del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los resultados han mantenido estancado el crecimiento de la economía con un promedio de dos por ciento anual y en la mayoría de las regiones dicho acuerdo comercial no ha generado ningún crecimiento del empleo y el crecimiento de las exportaciones ha descansado en mano de obra barata y en un aumento de componentes e insumos importados tanto en la agricultura como en las manufacturas”. Según El Barzón, el TPP sólo traerá beneficios para las empresas mexicanas que ya tienen presencia multinacional, como son las empresas Su Karne, Lala, Alpura, Bimbo y Maseca, “cuyo crecimiento y presencia internacional se ha logrado a partir de la dominancia de los mercados nacionales y de los grandes apoyos que reciben en materia de facilidades fiscales, de financiamientos y de apoyos presupuestales por parte del gobierno mexicano”. La agrupación convocó en su comunicado a todos los afectados con el TPP “ a sumar esfuerzos para movilizar a la población mexicana y evitar que se imponga el interés de las grandes corporaciones agroalimentarias, y sobre todo evitar que los senadores aprueben por la vía rápida un tratado que afectará económica y socialmente a nuestro país” (LR).
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