El Instituto Nacional de Bellas Artes informó que debido al éxito que ha tenido, la exposición Vanguardia rusa: el vértigo del futuro permanecerá abierta hasta el 7 de febrero en el Museo del Palacio de Bellas Artes.

Desde su apertura, en octubre, esta muestra inédita del quehacer de una de las corrientes artísticas más importantes del siglo XX ha sido visitada por alrededor de 124 mil 744 personas. Durante el periodo vacacional decembrino acudieron entre mil 200 y mil 500 visitantes diarios; se duplica la cifra los fines de semana.

Son los jóvenes, principalmente, quienes llegan atraídos por un acervo que por primera vez se muestra en México, integrado por más de 500 piezas entre pinturas, maquetas, bocetos de vestuarios, filmes y material documental de más de 100 artistas rusos.

Cualquier mañana es común encontrar preparatorianos inspeccionando la estética de la colección de porcelana. Por ejemplo, en esta muestra se presentan dos juegos de taza y plato con composiciones vanguardistas de Vasili Kandinsky (1866-1944).

Este artista, explica la especialista Tatiana Enikeeva en el catálogo de Vanguardia rusa, “rara vez experimentó en las artes aplicadas, sin embargo, sus proyectos para porcelana son notables (...) Las composiciones abstractas, compuestas por manchas de color, ‘formas’ amorfas, líneas y puntos, provocan diferentes asociaciones, liberando la fantasía”.

Esas piezas, añade, se produjeron en la Fábrica Estatal de Porcelana de Petrogrado, en 1923, y son muy apreciadas fuera de Rusia, país que conserva pocas obras de este material. Las que se muestran en México son ejemplares únicos y pertenecen al Museo Estatal de Cerámica.

Otros chicos, como Miguel y su novia Aída, se detienen frente a los carteles y con entusiasmo dicen: Nos gusta lo abstracto. El muchacho, de 15 años, señala que dibuja y añade que tomará nota de la manera en la que los artistas rusos manejan las sombras y los colores en esas obras realizadas en los años 20 del siglo pasado, cuando el Estado era el amo único y no tenían más opción que dedicarse a la propaganda, como explica Horacio Fernández.

En un texto incluido también en el catálogo, el investigador añade que “conforme pasan los años 20 aumentan las deserciones, se abandona el barco del Arte con mayúscula. El partido ordena que el público sean ‘las masas’, concepto del que sólo se sabe el tamaño. Para ellas hay que producir en serie el modelo impuesto, al que tienen que adaptarse por la fuerza artistas y artesanos, diseñadores e ilustradores, técnicos y redactores, todos a las órdenes del partido y sus comisarios políticos.

“El público responde, la gente se agolpa ante las Ventanas Rosta para comentar las noticias y la propaganda, que suelen ser lo mismo, pero a veces no, sobre todo cuando está detrás un poeta y pintor futurista y provocador, un compañero de viaje leal, pero imprevisible llamado Vladimir Maiakovski, capaz de preparar historietas como dibujante de cómic y rimar como rapero, pero también sabe recordar los viejos grabados tradicionales rusos, los lubok.”

Además del núcleo dedicado a la pintura y a la instalación, donde el público se deleita con el emblemático Cuadro negro de Kazimir Malévich (1878-1935), creador del movimiento llamado suprematismo, entre otras obras imprescindibles, los visitantes disfrutan el espacio dedicado al cine donde se exhiben fragmentos de experimentos futuristas de autores como Dziga Vertov, las atmósferas líricas de Vsévolod Pudovkin y los deslumbrantes montajes de Serguéi Eisenstein, de quien tampoco se debe dejar de visitar la sala donde se exhiben sus dibujos eróticos.

También se tiene la oportunidad de escuchar 14 audios que son ejemplo de las propuestas sonoras de la vanguardia rusa: el Vals sentimental, de Chaikovsky; los Augurios primaverales de La consagración de la primavera, de Stravinski, o La fundidora de acero, de Mosólov, entre otros.

El próximo jueves 21 de enero se realizará la mesa de reflexión Las palabras hacen: la literatura en la vanguardia rusa, a cargo de Jorge Bustamante. La cita es a las 17 horas en el área de murales, en el segundo piso del Museo del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez, esquina Eje Central, Centro Histórico).