l portentoso espacio del Centro Cultural Universitario, que se ubica en el extremo sur de Ciudad Universitaria, recibe al visitante con una impresionante construcción. Es el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC).
Se trata del primer museo público creado ex profeso para el arte contemporáneo en México. Es obra del brillante arquitecto Teodoro González de León, quien diseñó un original edificio que sorprende con una fachada que consiste en un enorme plano inclinado a 45 grados de vidrio difuminado, que se refleja en un espejo de agua. El resto de la construcción esta conformada por volúmenes de distintas alturas de concreto blanco, bellamente pulido, que se integra armónicamente al entorno de lava.
Adentro del recinto, las salas se articulan por medio de patios interiores y terrazas, lo que genera diversos ambientes. Muestra la colección de obras contemporáneas de la UNAM, que consta de piezas creadas de 1952 en adelante y que se consideran representativas de la evolución de ese tipo de arte en México.
También hay exposiciones que muestran obra de artistas extranjeros relevantes. El arte contemporáneo es una expresión artística poco conocida en nuestro país, que no siempre es fácil de comprender. Hay recorridos guiados que son muy útiles para poder apreciarlo. Aunque no se logre del todo, el simple disfrute del espacio arquitectónico, con sus grandes alturas y generosidad de espacios bien vale la pena la visita. La iluminación fue de los aspectos más cuidados; la luz natural se filtra por un espacio-plafond, que produce una luminosidad uniforme sin sombras, efecto elogiado por los curadores y museógrafos. El espacio del plafond aloja las instalaciones de luz y clima y una batería de cortinas operables que pueden obscurecer totalmente el área de exhibición.
De gran interés es el Espacio de Experimentación Sonora: un cuarto oscuro donde se reproducen obras sonoras de todo tipo. Constantemente presentan novedosas exposiciones temporales y hay una amplia oferta de talleres y seminarios, además de ciclos de música y conciertos. Cuentan con una tienda que ofrece originales piezas, diseñadas muchas de ellas por artistas contemporáneos; hay joyería, textiles, libros de arte y objetos bellos o chistosos que no tienen ningún fin utilitario, pero se antoja poseer o regalar a alguien especial.
Y aún hay más: en la planta baja del museo, a la que se accede por una larga escalera, se encuentra el restaurante Nube Siete. Es un espacio en estilo minimalista, con piso de cristal que permite apreciar las formas caprichosas de la piedra volcánica. Esta rodea el museo y se aprecia junto con la rica vegetación desde los ventanales y una terraza.
A la par de gozar con esta vista, saboreamos unas tostaditas de ceviche de sierra y pechuga al huitlacoche con salsa de guayaba. Todavía quedó lugar para compartir una trufa de chocolate.
El MUAC, inaugurado en 2008, es uno de los proyectos más recientes de la UNAM, que causó polémica en sus inicios por su estilo arquitectónico, que difiere radicalmente de los edificios cercanos que integran el Centro Cultural Universitario. Con talento, el arquitecto lo edificó en una zona más alta por lo que no compite visualmente con las construcciones que albergan las salas Nezahualcóyotl dedicada a conciertos, la Carlos Chávez a la danza, la Miguel Covarrubias al teatro, al igual que el Foro Sor Juana Inés de la Cruz y el teatro Juan Ruiz de Alarcón. Las salas de cine Julio Bracho, José Revueltas y Carlos Monsiváis y el restaurante Azul y Oro, que ofrece comida mexicana de excelencia. A partir de esta plaza un camino a través de muros de lava y vegetación, conecta con la plaza donde se levanta el imponente edificio que alberga la Biblioteca Nacional, ubicada al norte del conjunto.
A partir de esta plaza comienza el fascinante espacio escultórico, cuyas obras de arte monumentales se encuentran dispersas en la reserva ecológica de El Pedregal. Es un paseo imprescindible.