Interminable ha resultado el ir y venir de los padres para lograr atención médica para su hijo Rolando, uno de los menores que resultó herido por la explosión de un cohetón el pasado primero de enero durante una procesión en el barrio de Los Reyes Culhuacán, en Iztapalapa.

De la burocracia que enfrentaron para que el niño de 12 años fuera trasladado de una clínica regional del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a un hospital de especialidades en Lomas Verdes, comenzaron a padecer la carencia de equipo e insumos en el sistema de salud para atender a los afectados por quemaduras.

Elizabeth Morales Trevilla, tía del menor, explicó que la razón del traslado obedecía a que en este nosocomio de especialidades se contaba con el equipo y el personal especializado, pero al llegar y después de ser valorado, les informaron que no contaban con el sistema Vac, que le ayudaría a eliminar material infeccioso y mantener la herida húmeda para regenerar el tejido.

La doctora que está a cargo nos dijo que si llegaba antes de concluir su turno, se lo colocaban este día, de lo contrario tendrá que esperar hasta el próximo lunes, relató.

Ayer por la tarde, después de varias horas de angustia y desesperación, se logró contar con el equipo médico.

Tras el accidente, Rolando fue ingresado el viernes primero de enero al Hospital Pediátrico de Tacubaya, pero era trasladado al de Balbuena para que le realizaran los estudios que requería, lo que motivó que su familia comprara un seguro facultativo en el Seguro Social con el fin de agilizar su atención médica, lo que no sucedió porque fue detenida debido a que faltaba cumplir un trámite burocrático.

El pago ya estaba hecho desde el lunes y se firmó una carta en la que su madre se comprometía a sufragar los gastos en caso de que no tuviera seguridad social, pero se negaron a trasladarlo al hospital de especialidades hasta que estuviera el alta, detalló, al señalar que fue el jueves por la noche cuando se logró el cambio.

El pasado primero de enero, Rolando y su primo Ángel, ambos de 12 años, acudieron con sus familias a la procesión de Jesucristo Redentor, en el barrio de Los Reyes Culhuacán, donde resultaron heridos por el estallido de un cohetón.

La explosión le provocó a Rolando heridas y una perforación en la espalda del tamaño de un puño.