n tanto la violencia continúa cobrando vidas en Acapulco, más empresas se van y las inversiones huyen, las medidas anunciadas por el gobierno para erradicarla siguen en meras intenciones.

El pasado 10 de noviembre, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, acusó: La violencia que se vive actualmente en Guerrero es consecuencia de la falta de acción en materia de seguridad por parte de los gobiernos anteriores de este estado, y añadió: Los gobiernos federal y estatal han tomado una nueva dinámica de reforzamiento de la seguridad.

Osorio Chong atribuyó la situación compleja de la violencia a que no se formaron instituciones, no formaron nuevos policías, no los capacitaron y no había controles de confianza, por lo que era muy difícil tomar la acción que le correspondía al gobierno de Guerrero, y se lo dijimos al gobernador (Ángel) Aguirre y al gobernador interino (Rogelio Ortega).

Tres meses después, esa nueva dinámica no se ve ni se sienten sus resultados. Tampoco se han dado pasos significativos para hacer efectivo el mando único.

Hace unas horas, después de más de 60 días de haber asumido el cargo, el gobernador Héctor Astudillo Flores advirtió a los alcaldes que en seis meses deberán concretarlo, cuando debió ser una de sus primeras medidas de gobierno, ante la gravedad del problema, que se empeñan en minimizar.

Aunque Osorio Chong puntualizó que hoy hay un gobierno que está siendo atento y receptivo a nuestras directrices, tampoco se ven avances en la creación de instituciones, la formación de policías, ni en capacitación y aplicación de controles de confianza.

Por otro lado, la policía estatal no tiene ni la mitad de los elementos que requiere y no sabe cuándo los incorporará.

Este miércoles, tres meses después de haber rendido protesta, el alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, declaró que no podía estar de acuerdo con la integración del mando único si no lo conoce.