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Morelos, entre la inseguridad y los disparates
N

i la violencia ni la inseguridad en Morelos se está reduciendo; tampoco los secuestros, homicidios o extorsiones están disminuyendo como resultado de la implementación del mando único policial puesto en marcha desde 2014 en coordinación con 29 municipios, como se empeña en convencer a la opinión pública el gobernador Graco Ramírez Garrido. Al contrario, el crimen en esta entidad se ha recrudecido, según cifras oficiales, ya que la tasa de incidencia delictiva se ubicó entre los primeros ocho lugares a nivel nacional durante 2015.

La realidad es que Morelos continúa manchado de sangre, y el reciente asesinato de la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota Ocampo, abre un nuevo capítulo en estos tiempos de terror que confirma que los cárteles del narcotráfico y el crimen organizado continúan actuando con impunidad.

Según el estudio realizado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal denominado Ranking de la violencia en municipios y entidades federativas, durante 2014, Morelos fue la entidad federativa más violenta de México, y Cuernavaca la ciudad con más de 100 mil habitantes con mayores índices de inseguridad, desplazando a Acapulco, que había liderado la deshonrosa posición en 2012 y 2013 (http://bit.ly/1VCDaKh ).

De acuerdo con los datos de este estudio recabados con información oficial, durante el segundo año de mandato de Ramírez Garrido, es decir 2014, Morelos ocupó los primeros dos lugares a nivel nacional en cuatro de los seis delitos violentos intencionales cuantificados: dominó el segundo lugar en todo el país en secuestro, violación y robo con violencia, así como la tasa más alta de extorsión, con 19.3 casos por cada 100 mil habitantes, lo cual es cuatro veces superior a la media nacional (4.91 casos por cada 100 mil habitantes).

El gobernador Graco Ramírez prometió en campaña que en sólo 18 meses terminaría con la inseguridad. Han pasado casi 40 y Morelos sigue hundido en la violencia e inseguridad. En 2012, cuando el mandatario tomó posesión del cargo, hubo 92 secuestros en Morelos, el año siguiente 150; respecto de las extorsiones, en 2012, se presentaron 260, pero en 2013 la cifra aumentó 153 por ciento, pues este delito se denunció en 400 ocasiones (http://bit.ly/1KTkyif ).

El mandatario ha presumido contar con el Centro de Coordinación, Comando, Control, Comunicación y Cómputo (C5) más moderno del país, dotado de la tecnología más avanzada gracias a una inversión inicial de mil 200 millones de pesos; asimismo, recientemente informó que será el primero y único del país que será certificado por la Comisión de Acreditación para Agencias Policiales de Estados Unidos (CALEA, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, hace 14 meses, cuando Graco Ramírez inauguraba el C5, aseguró que Morelos sería un referente a nivel nacional en seguridad y prevención del delito y que con ello recuperarían la confianza, habría mayor productividad, más empleos, paz y bienestar… pero nada de eso ha ocurrido, ni con el mando único, ni con el supuesto C5 más moderno de México.

Pareciera que el gobernador quiso aprovechar la crisis que se vive actualmente en Morelos para imponerse en un conflicto que sostenía desde hace varios meses con 14 alcaldes que se negaban a ratificar el convenio del mando único una vez que tomaran protesta del cargo; el más ríspido y mediático ha sido con el presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco.

Pero la confrontación está lejos de concluir, sobre todo después de las temerarias imputaciones de Ramírez Garrido referentes a las personas que rodean al ex futbolista. En varias entrevistas y en su propia cuenta de Twitter, el gobernador aseguró que detrás de Blanco hay personas que quieren aprovechar su inexperiencia para que grupos delincuenciales se instalen en Cuernavaca. Pero no ha presentado denuncia alguna ante las instancias competentes, a pesar de ser una obligación ciudadana, porque nadie quisiéramos que se diera otro caso como el de José Luis Abarca en la historia política de México.

La violencia amenaza con acentuarse en Morelos. Su permanencia como una de las seis entidades del país en donde más narcofosas se han encontrado, se suma a los múltiples hallazgos de cuerpos desmembrados, decapitados o calcinados de los meses pasados; estos hechos son consecuencias directas de la guerra que libran células y cárteles que se disputan el control de la región.

La confrontación entre los grupos Guerreros Unidos y Los Rojos nació después del abatimiento por elementos de la Marina de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, en diciembre de 2009, quien en vida era líder del cártel Beltrán Leyva y mantenía un férreo control de los grupos delictivos en Guerrero y Morelos; una vez eliminado se formaron al menos siete grupos disidentes que intentan dominar las plazas.

Lo que está sucediendo en Morelos, son sólo advertencias de la descomposición social que se vive en dicha entidad, una indignante situación de violencia, inseguridad y muerte. Pero este contexto no sólo es producto de la presencia de los cárteles; la corrupción e ineficiencia que carcome a las instituciones de seguridad y de procuración de justicia son un cáncer latente que no da lugar a la seguridad, paz y estabilidad que los morelenses merecen.

Twitter: @simonvargasa

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