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Sus cultivos sobrevivieron sequía, huracán y ceniza volcánica, señala funcionario estatal

Maiceros nahuas de Jalisco demuestran resistencia superior de variedades criollas
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Algunas de las variedades de maíz criollo que se cultivan en el sur de Jalisco, principalmente en comunidades nahuasFoto Arturo campos Cedillo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 7 de enero de 2016, p. 30

Guadalajara, Jal.

Un grupo de 736 productores de los municipios de Tuxpan, Cuautitlán de García Barragán, Zapotitlán de Vadillo y Tolimán, en el sur de Jalisco, demostraron la calidad genética de los maíces criollos negro, morado, rojo y blanco, pues sus cultivos estuvieron expuestos a una sequía, el huracán Patricia, las inundaciones posteriores y la constante caída de ceniza del volcán de Colima, dijo Doroteo Caro Valderrama, coordinador del Programa de Modernización Sustentable de la Agricultura de la Secretaría de Desarrollo Regional.

Hay 18 comunidades que producen esta clase de cultivos, en una zona donde los fenómenos naturales fueron especialmente graves en 2015, pero el vigor de las plantas impidió que se perdieran cosechas, como ocurrió con los granos híbridos, agregó.

Afirmó que esta experiencia confirma la necesidad de impulsar el cultivo de variedades criollas para hacer frente al cambio climático; eso sin contar su importancia como parte del patrimonio de México.

El maíz criollo se cultiva principalmente en comunidades nahuas, a cuyos ancestros se atribuyen las primeras siembras del cereal.

Aunque el rendimiento promedio de estas variedades de maíz es de cuatro toneladas por hectárea, se compensa porque su precio es más alto, además de que genera recursos extras por la comercialización de forraje, semillas y olotes, agregó Caro Valderrama.

El agrónomo y extensionista Ricardo Fabián Ortiz explicó que la resistencia de estos cereales se debe a su calidad genética, a la selección por parte de los agricultores y a una serie de prácticas agrícolas que fortalecen las plantas, como el enraizamiento profundo.

Agregó que aunque las semillas criollas han sido empleadas por generaciones, los agricultores pueden ceder a la tentación de cambiarlas por las variedades comerciales’, agregó.

Explicó que entre los maíces criollos destaca el tampiqueño (también conocido como tuxpeño), padre de todas las variedades nativas. La planta mide de 3.5 a cuatro metros de altura y da mazorcas de 35 centímetros.