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Revela estudio paso evolutivo hacia la lectura

Garabatos de los niños devienen escritura
 
Periódico La Jornada
Jueves 7 de enero de 2016, p. 6

Washington.

Festeja los garabatos de tus hijos. Un experimento novedoso muestra que antes de aprender a escribir, los niños empiezan a reconocer que una letra escrita simboliza el lenguaje en una manera que un dibujo no lo hace, un paso evolutivo en el camino a la lectura.

Los investigadores utilizaron una marioneta, dibujos lineales y vocabulario simple para descubrir que niños de tres años comienzan a comprender ese sutil concepto.

A temprana edad realmente saben mucho más de lo que pensábamos antes, dijo la sicóloga de desarrollo Rebecca Treiman, de la Universidad de Washington en St. Louis, coautora del estudio.

Puerta del pensamiento simbólico

El informe del miércoles, publicado en la revista de desarrollo infantil Child Development, insinúa una manera adicional a considerar la preparación para la lectura, más allá del énfasis en fonéticas o ser capaz de señalar una A en la tabla del alfabeto.

Apreciar que la escritura es algo que representa algo más, en realidad es un vehículo para la lengua, es algo verdaderamente poderoso, afirma la profesora de sicología de la Universidad de Temple Kathy Hirsh-Pasek, especialista en desarrollo de alfabetización que no estuvo involucrada en el nuevo estudio.

En cuanto a los garabatos de los niños, para ellos un retrato familiar podría verse como un racimo de uvas pero esos garabatos, esa habilidad de utilizar líneas para representar algo más grande, algo más profundo que lo que está en la página, es la gran puerta abierta en el mundo del pensamiento simbólico, dijo Hirsh-Pasek.

La idea es que en algún momento los niños aprenden que un garabato en una página representa algo, y luego de eso el garabato que llamamos texto tiene un significado más específico que un dibujo. Perro, por ejemplo, debería leerse de la misma manera cada vez, mientras el dibujo de un canino podría ser etiquetado apropiadamente para un perro, un cachorro o incluso su mascota.

Treiman y sus colegas hicieron pruebas a 114 prescolares, de entre tres y cinco años.

Si la marioneta indicaba que la palabra muñeca era bebé o perro era cachorro, muchos niños decían que el títere estaba equivocado. Pero más a menudo aceptaron sinónimos para los dibujos, lo que muestra que estaban empezando a distinguir entre texto y dibujo.