El Mercado de Sonora se ha convertido en tiradero de perros que son desechados porque están enfermos, moribundos o simplemente no se vendieron.

Los comerciantes tienen a los cachorros amontonados en jaulas, sin comer ni beber agua para no limpiar sus desechos, denunciaron rescatistas.

Paseantes y clientes miran y acarician a los cachorros en exhibición. Son tan pequeños y suaves que algunos parecen de peluche. Es la imagen perfecta para comprar uno, a precios que van desde 300 pesos hasta 10 mil, pero basta ir a la parte trasera del mercado para verlos gemir y llorar, sepultados por la basura hasta que mueren.

Los rescatistas explican que cada día encuentran hasta 40 perros en esta zona. Sólo el este Día de Reyes recogieron 144. Ni la mitad sobrevivió.

Cada año, explican, se repite esta situación. Ni las autoridades de la delegación Venustiano Carranza ni las del Gobierno del Distrito Federal han intervenido para evitar el maltrato de animales, denunciaron los activistas, que acuden a diario al mercado.

Aunque en el Distrito Federal hay leyes contra el maltrato a los animales, es como si no las hubiera. Hay una crueldad cotidiana en el mercado de Sonora. Es una mafia a la que nadie puede tocar, aseguró una de las brigadistas del grupo, que paga atención veterinaria para que los cachorros que sobreviven puedan ser dados en adopción una vez que han sido vacunados y esterilizados.

Cuenta que, como las jaulas están contaminadas con parvovirus, aunque los cachorros estén sanos, contraen la enfermedad debido al hacinamiento en que los mantienen.

Las personas que los compran llevan a sus casas cachorros enfermos que de seguro van a morir. Además, al comprarlos fomentan prácticas inhumanas, explicaron los voluntarios, quienes prefirieron anonimato por temor a que se les impida continuar con su labor.

Alertan sobre fraude en venta de mascotas en línea

La unidad de Ciberdelincuencia Preventiva de la policía capitalina advirtió sobre la oferta de cachorros de diversas razas en distintos portales de mercadeo y otros sitios web con nombres similares a los de establecimientos reconocidos.

Una vez que el comprador deposita el dinero con la promesa de recibir un cachorro, certificado de pedigrí, tatuaje, chip de identificación, garantía de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y factura de compra, el supuesto vendedor desaparece.