Martes 5 de enero de 2016, p. 24
Altamira, Tamps., Luego de la masacre de 31 reos en el penal de Altamira, perpetrada el 4 de enero de 2012, nada ha cambiado, aseguraron activistas e internos del Centro de Ejecuciones y Sanciones (Cedes) de la costa. Aquel día ocurrió una riña en el reclusorio, donde la mayoría de los asesinados cumplían condenas por homicidio, robo con violencia y atentados contra la salud y la seguridad. Enntonces la mayoría de los reos eran integrantes de los cárteles del Golfo y Los Zetas. ¡Actualmente se sigue pagando por el derecho a la vida allí dentro!
, exclamó Néstor Troncoso González, activista de Tamaulipas. Agregó que a los presos no les dan uniforme; la comida es preparada con sobras de los supermercados y los reos tienen teléfonos celulares, aun cuando se prometió instalar un bloqueador de señal, entre otras irregularidades. El penal tiene capacidad para 2 mil reos y está al límite, con criminales de alta peligrosidad junto a delincuentes del fuero común. Los chavos conviven con sicarios y jefes del crimen organizado y salen siendo grandes criminales
, lamentaron.